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IEMPOS NUEVOS, TIEMPOS SALVAJES, Una etapa diferente para nuestra cinofilia
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Por José Miguel Doval
(artículo publicado en la revista especializada "TODO PERROS" del mes de Agosto de 2003)


Tal y como anunciábamos en un apartado del artículo anterior la Asamblea General Ordinaria y Extraordinaria de la RSCE aprobó los nuevos estatutos y reglamentos que suponen, de hecho, el reconocimiento paritario de otras asociaciones caninas existentes en nuestro país y del valor de sus pedigrees.

El título de este artículo puede que les resulte familiar. Se trata de una canción de los años 80 del grupo asturiano "Los Ilegales". La verdad es que, no por hacer analogías, en ella se presentaba un panorama bastante desalentador de lo que podía ser el mundo. No es que pensemos que la nueva situación del mundillo canino nacional vaya a ser catastrófica, pero sí que puede ser confusa y si las partes implicadas no lo remedian, caótica.


EL DECRETAZO: ANTECEDENTES.

Muchos de ustedes habrán oído hablar del famoso Real Decreto 558/2001 (verlo en esta misma web) pero seguramente no sabrán muy bien de qué va. Mucha gente incluso lo ha tenido sobre su mesa sin haberlo leído desde su publicación.

El mencionado Decreto regula el reconocimiento de organizaciones o asociaciones de criadores de perros de pura raza. Hasta aquí vamos bien. Pero en realidad no es sólo eso. La verdadera función de este Decreto es reglamentar lo que ya contenía un Decreto anterior, el 391/1992 referente a las asociaciones que quisieran ostentar la llevanza de libros genealógicos reconocidos. Así pues, el 558/2001, tal y como establece en su artículo 1º tiene como objeto fundamental regular los requisitos que deben cumplir las asociaciones para su reconocimiento y los criterios que se han de seguir para armonizar la fiabilidad y validez de los distintos libros que se vayan reconociendo.

Para entender el porqué de esta norma o su necesidad, si es que la hubiere, hemos de remontarnos a la Constitución Española de 1978. En ella se consagra el modelo de organización política del Estado y se crea lo que venimos en llamar Estado de las Autonomías. Concretamente, el Título VIII, Capítulo III, Artº. 148, 7ª dice que las Comunidades Autónomas podrán asumir las competencias de "la Agricultura y la Ganadería de acuerdo con la ordenación general de la economía". Asimismo no se recoge nada referente a la Ganadería en lo relativo a competencias exclusivas del Estado (Artº. 149) o compartidas con las Comunidades.

Para muchos de nosotros los perros no son ganado. De hecho consideramos que los Animales de Compañía deberían tener un tratamiento legal especial. En ese sentido van las normativas de Protección Animal que se vienen aprobando en los últimos tiempos en las diferentes Comunidades Autónomas. Pero no es suficiente. La cría y tenencia de perros no puede contemplarse como un asunto meramente ganadero debido a las profundas implicaciones sociales, culturales y sanitarias que dicha actividad tiene. Es difícil saber dónde habría que ubicar a los perros, pero en mi opinión no pueden estar en el mismo saco que otro tipo de animales.

En fin, lo cierto es que la Legislación Española contempla a nuestros amigos los perros como parte de la cabaña ganadera y, por tanto, la competencia sobre éstos está perfectamente delimitada en las leyes como exclusiva de las Comunidades Autónomas.
El Proceso de transferencia y asunción de competencias del Estado hacia las distintas CC.AA. ha llevado años, por lo que muchas de ellas están aún por asumir. En muchos casos, las competencias son un regalo envenenado cuya atribución implica el desarrollo de infraestructuras capaces de administrarlas, con los consiguientes costes económicos. En otros casos también pueden ser fuente de ingresos, frecuentemente por vía impositiva.

Sea como fuere, en este asunto ha predominado hasta hoy el interés político por encima del social o del económico. Así, cualquier resquicio de poder o de autogobierno ha sido rápidamente asumido o reclamado por las autonomías, más como una expresión de un derecho que de una necesidad.

En el tema canino no han faltado aquellos que, desde sus respectivas comunidades, han avivado el fuego y han mantenido el rescoldo a lo largo de los años hasta conseguir que el Estado diera el paso definitivo en la cesión de esta competencia.

Muchos de los que hoy están metidos en este mundillo no recuerdan el año 92 más que como el de la Olimpiada de Barcelona y la Expo de Sevilla. También fue un año decisivo para nuestra cinofilia. 1992 fue al año de la Exposición Mundial de Valencia y también el del cambio en la dirección de la RSCE.

Terminada la Mundial de Junio tuvo lugar en Septiembre una de las más acaloradas Asambleas de Socios que se recuerden. Resultado de dicha Asamblea fue el relevo de Valentín Alvarez al frente de la Canina de la mano de un grupo de significadísimos aficionados encabezados por Manuel Martín. En una asociación es tarea casi imposible desbancar a quien detenta el poder y cuenta, entre otras cosas, con toda la información de la sociedad y sus socios a su alcance.

Además, el pueblo, el socio de a pie es por naturaleza acomodaticio y tiende a delegar su voto de manera casi automática en la persona de quien manda. Por eso era preciso elaborar una sólida estrategia y aunar un gran número de voluntades. El 92 fue un año de reuniones, de acuerdos y compromisos, de trabajo de presidentes de caninas regionales recolectando votos y de socios, también, convencidos de que la RSCE necesitaba un cambio de rumbo urgente para superar una etapa larga que ya no daba más de sí y que llevaba a la Canina hacia una ruina absoluta, tanto en lo económico como en lo social. Además, por aquel entonces, la RSCE era un coto privado al que era muy difícil acceder estando la condición de socio extremadamente controlada por parte de la Directiva de la época.

De aquella Asamblea salió una Junta de la que, a día de hoy, el único integrante de la misma que permanece es el Presidente D. Manuel Martín. De los demás, algunos han pasado a ocupar un lugar a pie de obra y otros protagonizaron un tiempo convulso de enfrentamientos con el poder establecido que terminó con su salida forzosa de la Canina. Muchos recordarán nombres como Amadeo Alejandre, Antonio Madueño, Andrés del Río, Eduardo de Benito, Federico Planas o Alberto Fernández, entre otros. Compromisos incumplidos, ambiciones insatisfechas, motivaciones claras u ocultas, sea como fuere, lo cierto es que a finales del 92 y principios del 93 empezamos a oír hablar de lo que para unos era una evolución lógica de las cosas, para la gran masa resultaba indiferente y para otros era innecesario e improcedente: Federación.

En estos primeros tiempos de disidencia asistimos al nacimiento de las que durante años fueron conocidas como "caninas paralelas" e incluso se vieron en algunas publicaciones especializadas anuncios de la llamada Federación Cinológica Española.

La agitación inicial se fue diluyendo en un culebrón de querellas, dimes y diretes y las primeras exposiciones organizadas por alguna de estas nuevas caninas fueron perdiendo eco hasta ser consideradas por muchos como algo anecdótico y casi marginal.

Mientras la RSCE, que pasaba por sus mejores momentos económicos, seguía con sus actividades y obviaba las maniobras de los que, de una u otra manera, se habían apartado de su seno, éstos, algunos más que otros, reconducían su línea de acción al terreno político y buscaban en las autoridades autonómicas el reconocimiento que desde Madrid se les negaba.

Por supuesto cualquier iniciativa encaminada a asumir, por pequeña y poco significativa que pudiera ser, cualquier parcela de poder o a coger del pastel nacional hasta la más pequeña migaja de las transferencias, era muy bien recibida por las comunidades autónomas, por lo que las iniciativas de entidades como la Sociedad Canina de Valencia comenzaron a dar sus frutos políticos.

A lo largo de todos estos años, desde el 92 para acá, hemos podido ver multitud de casos de personas que adquirían un cachorro con pedigree pero éste era diferente al LOE, lo que automáticamente era tachado desde las instancias de la RSCE y de las Caninas Regionales de papel mojado, estafa, etc... Los propietarios de estos perros han visto negada la posibilidad de participar en exposiciónes a sus ejemplares o la de inscribir esos mismos perros o sus hijos en el LOE.

Ahora, al amparo de lo contenido en el Real Decreto 558/2001, toda esta situación cambia y mucho, como veremos a continuación.


CONTENIDO DEL DECRETO

El RD. 558/2001 viene a completar lo que inicialmente se regulaba en el RD. 391/1992 al amparo de la Directiva 91/174/CE de la Comunidad Europea de fecha 25/03/91. Básicamente, y a instancias de las Comunidades Autónomas, legítimas detentadoras de las competencias en toda materia de ganadería, el Decreto les otorga la facultad de reconocer con carácter oficial a asociaciones de criadores de perros de razas puras y a otorgarles, en el ámbito de su jurisdicción, la llevanza de un Libro Genealógico. Esta norma tiene, como primera consecuencia, la de poner en igualdad legal a toda asociación que obtenga el reconocimiento oficial. De hecho, lo contenido en el Real Decreto implica la necesidad de un reconocimiento mutuo entre asociaciones, un respeto hacia sus actuaciones y documentaciones y la imposibilidad de tratar de forma discriminatoria a un perro o a su propietario independientemente de a qué asociación reconocida pertenezca su pedigree.

En la primera redacción del Decreto el Ministerio de Agricultura se reservaba una serie de atribuciones, suponemos que con el fin de no perder toda competencia en esta materia. Así se contemplaba la posibilidad de que existieran asociaciones con carácter nacional y se reservaba el reconocimiento y control de las mismas al Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca. Para que una asociación pudiera pedir y obtener el reconocimiento nacional debía, en primer lugar, declarar dicho ámbito de actuación en sus estatutos, tener presencia en un mínimo de 10 Comunidades Autónomas y además poder demostrar documentalmente que integra al menos el 35% del censo nacional canino de la raza o razas que pretenda integrar. Evidentemente esta parecía una cláusula hecha a medida de la RSCE pues no parece que ninguna otra entidad pudiera cumplir, a priori, con dichos requisitos.

En su momento, cuando se publicó el proyecto de redacción del RD., la RSCE dio traslado de dicho proyecto a Caninas Regionales y Clubes de Raza para que presentaran las alegaciones que considerasen oportunas e incluso se pedía que las diferentes entidades se pronunciasen al respecto de si querían solicitar la llevanza de un Libro Genealógico. Evidentemente nadie movió un dedo. Hacer lo contrario era desmarcarse de la cinofilia oficial y meterse en una aventura que nadie veía ni ve clara.

Asimismo, tal vez tratando de evitar un posible desbarajuste o una manga demasiado ancha de las CC. AA. A la hora de reconocer entidades, el Estado se reservaba también una capacidad fiscalizadora sobre las asociaciones reconocidas, cualquiera que fuese su ámbito de actuación.

No obstante, a día de hoy podemos decir que dichas atribuciones del Ministerio penden de un hilo. La razón es que con fecha 06/06/2003 el MAPA da traslado a la RSCE y demás Asociaciones reconocidas del proyecto de Real Decreto que viene a modificar algunos puntos del RD. 558/2001. Dichas modificaciones se estiman convenientes al haberse comprobado, en palabras del Ministerio, que no existe conflicto alguno entre Comunidades a la hora de reconocer Asociaciones, lo que supone que siendo este un campo de exclusiva competencia de las CC. AA. Hace innecesaria la intervención del Estado Central. Así, si finalmente se aprueban, como parece normal, las modificaciones, dejará de haber asociaciones de criadores de perros de pura raza reconocidas oficialmente con carácter nacional. Esto supone que, una vez que el Ministerio diera el oportuno traslado del expediente en curso, la RSCE pasaría a ser una asociación reconocida por la Comunidad Autónoma de Madrid y por tanto sometida a su legislación y control, pero sin reconocimiento oficial en ninguna otra Comunidad del Estado. Asimismo, las modificaciones niegan la capacidad fiscalizadora del MAPA que no podrá dirigirse directamente a las diferentes asociaciones para solicitar cuentas, informes de actividad, registros de libros, etc...Cualquiera de estas indagaciones, de querer hacerlas, tendrá que solicitarlas a través de las Comunidades Autónomas, únicos organismos ante los que tendrán que responder las citadas asociaciones.

Igualmente, en la redacción original se instaba a que las diferentes asociaciones hicieran un esfuerzo por federarse y por actuar de manera unitaria de cara al ámbito internacional. Al considerarse la materia puramente autonómica desaparece en las modificaciones cualquier referencia a una federación.


CONSECUENCIAS

Entremos en el análisis de las consecuencias inmediatas de este Real Decreto. La primera y más inmediata es que ya nadie puede negar la existencia de otras caninas diferentes a la Central, ni el valor de sus documentaciones, al menos de momento, en el ámbito nacional. A día de hoy, que nosotros sepamos, existen al menos 15 asociaciones oficialmente reconocidas o en avanzado trámite de serlo, en diferentes lugares de España como Valencia, Murcia, Cantabria, Castilla-León, Cataluña, La Rioja, Madrid, Navarra o Andalucía. Algunas de estas asociaciones, como el caso de la Sociedad Canina de Valencia, actúan como una sociedad canina plurirracial con un ámbito autonómico. Otras, como el Club Nacional del Podenco Andaluz, únicamente llevan el libro de una raza. Existe también el caso de una entidad que gestiona pedigrees de determinadas razas a nivel nacional. Tal sucede con la Real Federación Española de Caza, entidad gigantesca, económicamente muy poderosa y presente en todo el territorio nacional que inscribe en el LOFEC (Libro de Orígenes de la Real Federación Española de Caza) cualquier perro de raza de caza (Grupos 6, 7 y 8 y algunas razas del 5 de la FCI, fundamentalmente). Hicimos la prueba de llamar a la RFEC solicitando la inscripción de una camada de Setters cuyos padres estaban inscritos en el LOE. El único paso previo para hacerlo era pasar los perros del LOE al LOFEC lo que era tan simple como llevar una copia del pedigree original y pagar una mínima cantidad.

Algunas asociaciones se están dirigiendo a Clubes de Raza, a criadores individuales y a grandes criadores comerciales ofreciendo sus servicios y pedigrees apoyados ahora por la fuerza de la legalidad y ofertando precios muy por debajo de los marcados por la RSCE.

¿Qué supone esto? Básicamente que se puede inferir un daño económico muy grande a la RSCE. Es más que posible que los criadores esporádicos y los muy convencidos de donde están o deben estar no vayan a cambiar sus pedigrees de un sitio a otro, a menos que se les obligue, esencialmente aquellos criadores que se mueven habitualmente en la esfera internacional y a los que importa más el reconocimiento explícito de la FCI que cualquier otra normativa. Pero existe una bolsa importante de criadores comerciales o de cazadores, que pueden ver beneficioso el optar por otras alternativas. En el caso de un criador comercial que venda 300 cachorros en un año, independientemente del ahorro que supondrá para su cliente final, él puede estimar oportuno
un ahorro inicial de varios miles de euros anuales si efectivamente se mantiene la gratuidad de inscripciones. Muchos cazadores desarrollan toda su actividad entrono a la RFEC. Esta asociación es todo un gigante que se sitúa como estandarte de uno de los sectores más pujantes de la economía del ocio. La caza es un fenómeno en constante crecimiento en nuestro país y ello se traduce en fuertes ingresos para la Federación que, en contrapartida, ofrece una gran cantidad de productos, servicios y ventajas comerciales a sus asociados. Esto va a provocar, sin duda, una corriente de fidelidad entre el cazador/criador y su Federación y, quizá no sean todos pero si serán muchos los que inscriban sus perros en el LOFEC porque, además de contar con la gran cantidad de pruebas y actividades organizadas por la RFEC, el LOFEC les da perfecto derecho a participar en las pruebas organizadas por la RSCE.

¿Cómo reaccionará ante esto la RSCE? No es fácil de predecir. Entrar en una guerra de precios puede ser suicida y peligroso. Además, en la última Asamblea nadie ha hecho referencia alguna al tema. Ni tan siquiera los que se presentaban a la elección de nueva Junta Directiva, en sus diferentes cargos.

En política, incluso cuando un partido gana una elección por mayoría absoluta, el candidato elegido se presenta a una investidura y en ella expone y defiende su programa de gobierno. La verdad, nos quedamos con las ganas de saber qué pretenden hacer con la RSCE los nuevos dirigentes y como van a afrontar, entre otras cosas, esta nueva situación.

Habría sido interesante que cuando la RSCE dio traslado de las modificaciones propuestas al Real Decreto por si alguna de las Caninas Regionales o Clubes de Raza querían presentar alegaciones o sugerencias, se hubiera convocado a una reunión urgente para tratar el asunto a Presidentes de Caninas y Clubes a fin de aunar posturas y conclusiones, con lo que se habría conseguido, por un lado dar una imagen de cohesión, de fuerza y de presencia sólida y estable a nivel nacional y por otro, nunca será igual el efecto de un escrito de alegaciones, o de varios llegados de forma independiente en forma y contenido, que haber elevado más de 70 pliegos de sugerencias, todos en igual sentido, con la fuerza arrolladora de todo un colectivo que persigue idénticos objetivos.


NO ES SÓLO DINERO

Efectivamente, las consecuencias del RD. No van a ser sólo económicas. Las sociales van a estar a la orden del día y quizá la más importante de ellas va a ser la incertidumbre.

Incertidumbre de los aficionados de a pie que van a ver como ahora existirán una serie de entidades que ofrecerán sus servicios amparados por una innegable legalidad, sin saber muy bien a qué carta quedarse. Incertidumbre también por parte de las Sociedades Caninas Regionales leales a la RSCE. No importa que sean delegadas, afiliadas, adscritas o colaboradoras, como ahora se les llama, lo que importa es que muchas de ellas van a ver como en la puerta de enfrente (es un decir) les van a colocar a la competencia, con la salvedad de que ésta tendrá un reconocimiento oficial por parte de su Comunidad y llevará un libro oficial. ¿Qué puede suponer esto? Entre otras cosas puede ocurrir que sociedades que llevan funcionando un montón de años vean ahora su situación en inferioridad de condiciones en relación a las instancias oficiales regionales. Si en una Comunidad Autónoma existe una o varias asociaciones reconocidas oficialmente que además llevan un libro oficial controlado por la Comunidad, a la hora de solicitar ayudas o subvenciones es lógico pensar que se dará preferencia a éstas sobre las demás. ¿Y qué se puede hacer ante esto? Pues no es fácil de decir porque la única forma de conseguir una igualdad sería solicitar la llevanza de un libro genealógico y eso, hoy por hoy, parece incompatible con el LOE.

El tema de las exposiciones tampoco va a quedar exento de polémica. No sabemos si las caninas distintas a la RSCE van a potenciar este capítulo de forma inmediata. Desde luego lo deberían hacer muy bien para atraer la atención de los aficionados, al menos de los de élite. Los problemas pueden venir del otro lado. A partir de ahora, como dijimos el mes pasado, al amparo del Real Decreto y de las modificaciones producidas en los Estatutos y Reglamentos de la RSCE, cualquier perro con pedigree expedido por una asociación oficialmente reconocida puede participar en las exposiciones organizadas en España. ¿En todas? Parece que sí. Hay quien aventura que incluso se habría de permitir la participación de estos perros en la Exposición Europea de Barcelona 2004, dado que, antes que nada, es una exposición organizada por la RSCE en España. ¿Qué dice la FCI de todo esto? Esperamos poder averiguarlo de primera mano para un artículo posterior. Porque sin duda, la entidad internacional cinófila más extendida en el mundo también tendrá algo que decir, sobre todos a sabiendas de que el LOE puede convertirse en una especie de "puerta falsa" de la FCI. La explicación a esta afirmación es clara. El fenómeno de las asociaciones caninas distintas a las reconocidas por la FCI no es exclusivo de España. Países como Bélgica, Holanda, Alemania, Rusia, etc...en la esfera FCI o USA, Canadá, etc...entre los países con acuerdo de reconocimiento, cuentan con asociaciones diferentes, algunas incluso agrupadas internacionalmente. Los pedigrees de dichas asociaciones no tienen reconocimiento por parte de la FCI y, por tanto, dichos perros no participan en exposiciones amparadas por ésta. A partir de ahora puede suceder que se produzcan inscripciones de este tipo de pedigrees en Libros oficialmente reconocidos en España, lo que podría provocar, de rebote, que dichos pedigrees fueran trasladados al LOE y así se conseguiría entrar en el circuito oficial de la FCI. ¡Complicada situación, no!

Efectivamente, otra de las consecuencias del Real Decreto famoso es que, al haber un reconocimiento oficial e igualatorio de las diferentes asociaciones, se contempla la posibilidad de que el usuario pueda elegir libremente en qué libro inscribir a su perro. La única exigencia legal es la de que no puede figurarse en más de un libro genealógico, para evitar duplicidad o multiplicidad de registros que alterarían los datos censales. Para inscribir un perro en un libro diferente al de origen hay que solicitar la baja en éste previa la inscripción en el nuevo. Fuentes legales consultadas por esta publicación señalan que, al tratarse de un acto privado y voluntario, a pesar de la oficialidad de las asociaciones, para causar baja en un libro podría bastar con dirigir una carta certificada solicitándolo, como sucede con las compañías de teléfonos, internet, etc...e incluso podría ser suficiente el acto de solicitar la inscripción en un nuevo libro pues la fecha del registro más reciente implicaría la nulidad del anterior...más líos.


FUTURO INCIERTO

¿Qué pasará a partir de ahora? ¿Qué camino seguirán las cosas? No es fácil predecirlo. Para conocer los proyectos de unos y otros esperamos poder entrevistar a los responsables de las diferentes asociaciones (RSCE, FCI y otras) a fin de tener dicha información de primera mano como esperamos poder mantener una conversación con responsables del Ministerio de Agricultura. De todo ello les daré traslado en un número posterior de la revista.

Lo cierto es que podemos decir que las cosas no van a parar aquí. Por un lado, las Comunidades Autónomas van a tener mucho que decir. De ellas va a depender que en sus ámbitos de jurisdicción se reconozcan muchas, una o ninguna asociación. Igualmente pueden verse tentadas a utilizar dichos libros oficiales como una fuente impositiva más y empezar a gravar de forma efectiva la tenencia y crianza de perros. Por otro, hay quien presume que un paso próximo puede ser el de exigir la obligatoriedad de que los perros estén censados e inscritos en libros oficiales de la zona en la que residan. Esto sí que sería realmente serio ya que, de substanciarse las modificaciones propuestas al Real Decreto, la RSCE sería una asociación madrileña y muchos perros de fuera de Madrid podrían verse en la obligación de cambiar sus registros. Los que defienden esta hipótesis lo hacen por comparación con lo que sucede con impuestos como el de circulación, el de bienes inmuebles, el de actividades económicas, la adscripción al sistema de salud, etc...ya que todos ellos son efectivos o satisfechos en la zona de residencia del interesado.

También hay quien quiere trasladar lo sucedido en España al ámbito europeo y provocar así todo un cambio en la esfera cinológica internacional. Lo que parece claro es que en este asunto se advierten dos bandos diferenciados. Uno juega al ataque y el otro lo hace a la defensiva. Tal vez sea este el momento de atacar de forma inteligente. Parece evidente que ya no hay lugar para la confrontación. La ley nos pone a todos por igual. Las Caninas colaboradoras y los pobres Clubes de raza, siempre el último mono de este circo, deben tener armas con las que hacer frente, en buena lid, a la competencia que ahora surge. La RSCE no puede confiar su presencia a nivel nacional a que las cosas no cambien o a que se siga dejando libertad para que cada uno inscriba a sus perros donde quiera, independientemente de su lugar de residencia. Ha llegado la hora del diálogo. Hay que dejar las rencillas, los enconos y las enemistades personales a un lado, y sentarse a la mesa con todas las partes implicadas para buscar una solución. Porque lo que está claro es que la nueva situación puede derivar en un verdadero caos y en un descrédito internacional de nuestra cinofilia. La única solución a todo esto es conseguir que se unifiquen posturas y criterios y que se cree una entidad superior, o se aproveche alguna ya existente, que dé un cuerpo unitario a todos los registros que pudieran existir. Especialmente hay que conseguir esa unidad si se quiere mantener una imagen de prestigio a nivel internacional. No va a ser fácil porque las posturas están, o han estado, demasiado enconadas, pero no queda otra. El que quiera dar un verdadero servicio de futuro a la cinofilia española debe estar en este camino. El que no se sienta capaz de hacerlo, debería dejar su sitio a otro.

PD.: Qué interesante es releer viejas revistas de perros. Para los que conserven una buena hemeroteca les recomiendo que lean dos artículos. Uno es la columna de Ricardo de la Rosa del GUAU nº 46 de Octubre del 91: el otro es un artículo de Rafa Malo titulado "Los Reyes del Mambo" publicado también en GUAU, nº 55, Dic/Enero del 93. Cualquiera de ellos podría ser publicado hoy y tendría bastante actualidad...ya saben lo que decía aquel: que todo cambie para que las cosas sigan igual...


 
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