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RIGENES DEL "GRAN PIRINEO" |
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Los Cánidos aparecieron en el hemisferio norte durante el Eoceno superior
y principios del Oligoceno: Cynodictis en Europa y Pseudocynodictis en América
del Norte. La forma europea desaparece en el curso del Oligoceno ante la competencia
de los Ursidos más evolucionados, pero la especie americana sobrevive.
A partir de ésta y desarrollos sucesivos aparece el género Canis
a principios del Plioceno, hace 2.000.000 de años, que inicia su migración
a Eurasia a través del estrecho de Bering, todavía no invadido
por las aguas. Posteriormente se desarrolló un lobo primitivo (Canis
etruscus) que podría ser el antecesor de varias de las especies todavía
existentes, entre ellas el lobo actual (Canis lupus).
Una de las aportaciones más interesantes ha sido la realizada por Wayne
y O'Brien (1987), que mediante técnica de eletroforesis, corroboran la
hipótesis de que el perro desciende del lobo. Según estos autores,
el perro Canis familiaris se separó de la línea del lobo Canis
lupus hace aproximadamente unos 300.000 años.
Las diferencias existentes entre las distintas razas sugieren que el lobo debía
tener una considerable variabilidad genética que el hombre supo explotar,
además de las propias mutaciones y de la influencia de los ecosistemas.
Y es precisamente en las altiplanicies asiáticas, Mongolia y Tibet, donde
se cree que se centran los orígenes de los molosos y perros de montaña.
Casi todos los autores estan de acuerdo en la hipótesis, según
la cual, el Perro de Montaña de los Pirineos, procede de las altas planicies
del Asia Central. Concretamente del Dogo del Tibet o perros parecidos que vivían
en las montañas, en donde podrían haberse cruzado con los grandes
lobos. (No olvidemos que el Montaña es un lupo-molosoide). Esta tesis
viene reforzada por el hecho de que cualquier cruce efectuado con los perros
Pirenaicos se manifiesta con regularidad, por el ensachamiento del cráneo
y el aumento del hocico. Esta procedencia vendría corroborada al no haberse
encontrado en Europa restos en los depósitos fósiles anteriores
a la Edad de Bronce.
El Pirenaico, es por otra parte, un perro muy característico entre las
grandes razas caninas europeas. El perro de Leonberger parece ser, por sus características
morfológicas, el más próximo a él. Pero tampoco
olvidemos su parecido con el Pastor del Trata, el Kuvasz y el Maremmano-Abruces.
¿Podría ser que estos perros tuvieran un origen ancestral común?.
Ya en el año 1927 el erudito especialista francés de la raza,
B. Sènac-Lagrange escribía en el Boletín de la Reunión
des Amateurs de Chiens Pyrénées: "Dejando aparte el color del
manto", desde un punto de vista morfológico el más cercano al
Montaña es el Leonberger. Tanto el uno como el otro sin modificaciones
apreciables en su formato, su aspecto general y sus cualidades psíquicas,
se han encontrado en las altas planicies de Anatolia y en ciertas partes de
Macedonia. En la primera de esas regiones estaban en manos de los pastores turcos
que los empleaban para guardar sus rebaños de los lobos que infestaban
la comarca. Eran unos grandes perros de talla entre 70 y 75 cm., de pelaje blanco
marcado solamente por manchas gris rojizo en la cabeza. Todos estos perros,
por su marcha, su porte de cola bien particular, (arroundera), el timbre sordo
de su voz, la manera de comportarse con el rebaño nos recordaban a nuestro
Pirenáico. Una sola diferencia de detalle, justificada en parte por la
diferencia del clima: su pelo todo y siendo del mísmo color y de la misma
textura que el Pirenáico era menos largo. Uno de nuestros amigos, cinófilo
experto, nos ha señalado que había encontrado unos perros idénticos
en la parte montañosa de Macedonia en los alrededores de Gornitchevo".
Por otra parte, también existe en Anatolia un perro con un parecido sorprendente
con el Leonberger. Todo ello nos ayuda a defender la opinión generalmente
aceptada que atribuye un origen asiático a las razas de perros de montaña
que habrían sido introducidas en Europa por las lejanas invasiones bárbaras.
No olvidemos que estos pueblos cuando se desplazaban lo hacían con una
verdadera arca de Noé de animales domésticos o susceptibles de
domesticación. Estos emigrantes llevaban consigo a sus perros que les
servían de conductores, guardianes y defensores de sus rebaños.
Ahondando en este sentido, parece ser que alrededor del cuarto milenio aC, parte
del Pirineo Oriental, todo el Central y Occidental, fueron invadidos por un
pueblo de raza caucásica que se estableció en una amplia zona
de la cordillera Cantábrica y en ambas estribaciones de la cordillera
Pirenaica. Se cree que eran los antepasados del pueblo vasco, opinión
derivada del estudio efectuado hace pocos años sobre un muestreo de sangre
realizado en algunas zonas del Cáucaso, comparándose luego con
las muestras recogidas en el País Vasco y el noroeste de Cataluña.
Además, esta tesis viene reforzada por el hecho de que el Desman, pequeño
animal semi-acuático, es único en estos dos países; la
Ramondia, que es una bella flor, -verdadera joya de los Pirineos-, cuenta con
cuatro especies casi exclusivamente en estas dos cadenas montañosas;
y el Cárabo de los Pirineos, pequeño coleóptero, que tiene
sus parientes más próximos en el Cáucaso. También
se han encontrado huesos de grandes perros de montaña al lado de los
de la raza bovina, Grise de las Estepas análoga a la raza Gascona.
Posteriormente y en el devenir de los siglos, de esta cepa incicial, se irían
formando los grandes perros pirenáicos. En el año 1600 , el célebre
agrónomo Olivier de Serres, en su libro "Teatro de Agricultura y Mensaje
de los Campos", describe dos variedades de grandes perros en los Pirineos: los
unos de tonos oscuros para la guarda de las casas, los otros de color blanco
para la guarda de los rebaños. Quedó fuertemente impresionado
por su elevada estatura, su cabeza masiva, la suavidad de su pelo y su fuerte
voz. El insiste también sobre la aptitud de estos perros para la guarda
de los rebaños y su defensa contra los depredadores, osos y lobos muy
numerosos en áquella época.
Todos estos perros eran conocidos como perros de pastor, a los que se daba el
nombre de perros "de aprisco o majada" o perros "de redil". Es en al año
1807 que Labouliniere, en su anuario estadístico sobre el departamento
de los Altos Pirineos, dá a estos perros el nombre de Perros de los Pirineos.
A mediados del siglo XIX, la raza aún no estaba homogeneizada. Si hacemos
caso del artículo aparecido el 20 de Febrero de 1874 en la revista "Acclimatation"
y escrito por el experto cinófilo Kermadec, leemos: "Existen en los Pirineos
varios tipos de grandes perros, llamados Perros de Montaña y entre otras,
dos variedades bien distintas: una que podríamos designar con el nombre
de "Perro de los Pirineos Occidentales", particularmente difundida en los alrededores
de Bagneres-de-Bigorre; tiene el hocico grueso, los labios colgantes, las orejas
redondeadas, el pelaje un poco crespo blanco y negro, parece ser en gran parte
la cepa de grandes perros designados con el nombre de Perros de Terra-Nova,
muy difundidos en toda Francia. El segundo tipo es el "Perro de los Pirineos
Orientales", es grande, de forma muy esbelta, el hocico afilado, las orejas
puntiagudas y caídas, el pelaje suave, sedoso y abundante, de un blanco
nieve con manchas gris claro o café con leche; generalmente estas manchas
existen sobre las orejas y la cara. En este último caso hay una banda
negruzca alrededor de los ojos. A menudo también es enteramente blanco.
Este tipo puede ser el más bello de todos los perros de guarda franceses,
es además, como todos los perros de montaña, notable por su vigor
y vigilancia. Estaba extendido en otro tiempo en la parte de los Pirineos que
lindan con el departamento de l'Ariege y la República de Andorra, pero
parece ser que hoy en día son muy raros, si no están completamente
extinguidos; puede ser que aún existan en las montañas de España".
Prestemos la atención debida a que hace referencia a varios tipos de
perros, lo cual tiene una lógica explicación si tenemos en cuenta
que antaño las comunicaciones entre los distintos valles Pirenaicos estaban
muy limitadas por la propia orografía del terreno, lo que hizo que generalmente
los cruces se hicieran dentro de la misma región, perpetuándose
las características raciales en cada una de ellas.
En el libro del "Mastín del Pirineo", editado por su Club en el año
1983, R. Malo afirma de manera categórica que el Perro de Montaña
de los Pirineos desciende del Mastín de los Pirineos. Pienso que esta
afirmación carece totalmente de rigor por no existir pruebas que permitan
mantenerla y quizá debida a una excesiva dosis de españolidad.
Antes al contrario, encontramos en Europa perros como el Leonberger, el Pastor
del Trata, el Kuvasz y el Maremmano-Abruces, asi como otros perros -mencionados
antes-, que a principios de siglo existían o aún existen en Anatolia
o Macedonia, que tienen un gran parecido y unos rasgos muy característicos
con el Perro de Montaña de los Pirineos. Esto nos permite mantener la
tesis de que el origen del Montaña debe situarse -tanto en el tiempo
como en el espacio- en aquellas remotas regiones y que fueron aquellos pueblos
ancestrales los que con sus migraciones dejaron la simiente de lo que luego
serían buena parte de las diversas razas de perros de montaña.
A continuación transcribo lo que publico B. Senac-Lagrange en el año
1927 en el Boletín de R.A.C.P. "Los perros existentes en la vertiente
española de los Pirineos difieren algo de los de la vertiente francesa,
en general, menos típicos. De silueta más elevada, su pelaje es
en general menos abundante, a veces casi raso. Muy a menudo la capa esta más
cargada de colores más vivos: el amarillo pálido va hasta el naranja
y el gris tejón gira al negro. El craneo se abomba y los lados de la
cabeza están más redondeados... En ciertos sujetos se sospecha
una infusión de sangre del antiguo "perro de presa" español."
A nuestro perro también se le conoce con el sobrenombre cariñoso
de "Patou", que no tiene nada que ver con la palabra francesa "pataud" que significa
torpe. Más bien todo lo contrario ya que estamos delante de un verdadero
atleta. "Patou" según la historia -o la leyenda-, sería el nombre
dado por el Delfín de Francia cuando vino a tomar las aguas a Barèges
en el año 1675, palabra derivada de "pastou" o "pastoure", que significa
pastor o pastora en el valle d'Ossau y en el valle de Luz. En el departamento
de los Hautes-Pyrénées, se dice chien Patou para designar al Montaña
y en el valle d'Aure algunas veces se le denomina "Farou".
Es innegable que la cordillera Pirenaica ha moldeado a hombres y animales, siendo
el cuadro de una verdadera civilización montañera. En unas condiciones
muy rigurosas, arrastrando en tiempos pasados, a veces una verdadera miseria,
los montañeros pirenaicos se han agarrado con mucha obstinación
y orgullo a la cría de los rebaños, muy a menudo descarnados,
para conservar su independencia. En esta situación dificil, que marca
aún la vida cotidiana de numerosos pueblos pirenáicos del siglo
XVIII, los grandes perros blancos, vigilan a sus magros rebaños y sus
obstinados pastores, siendo un elemento esencial de supervivencia para las comunidades
montañeras, resultando a la vez paradójico, la fuerte talla del
Perro de los Pirineos, teniendo en cuenta la indigencia de su alimentación
a base de leche, pan y frutos.
Antes de 1900, la elección de los sementales se hacía sobre sus
cualidades psíquicas, pero además y muy particularmente sobre
la presencia de los dobles espolones y por el emplazamiento de las manchas sobre
el pelaje blanco: en la cabeza, en la base de la cola, (anillo montañés)
y una sobre el lomo. Hoy en día, a pesar del tiempo transcurrido, los
criterios de selección no han variado en gran medida, añadamos
en todo caso, la conservación de la típica "expresión pirenaica",
verdadero tesoro del Pirenaico, derivada por la forma y situación de
todos los elementos constituyentes de la cabeza.
Actualmente y en el siempre sugestivo paisaje pirenaico suele aparecer, incorporado
como un elemento más, el Patou, el perro de vigilancia más dulce
y fiero a la vez. Está presente a lo largo de toda la cordillera como
un personaje singular e irrepetible: gigantesco pero blanco, cuya cabeza recuerda
la de un oso, que guarda con aparente indiferencia el umbral de algunas casas
y que aún en nuestros días, sigue desarrollando su labor ancestral
en los altos valles pirenaicos... Alguien ha escrito que es una de las razas
más puras del mundo y la más bella de todas.
Bibliografía:
B. Senac-Lagrange. - Boletín RACP. Lourdes 1927.
Dr. Maurice Luquet.- Le Chien de Montagne des Pyrénées. Paris
1985. J.F. Manauthon. -Le Montagne des Pyrénées.
Dr. René Giralt. -Boletín RACP nº 21. 1989.
Jacques Coly. - Les Chiens Pyrénées. Le Courtaou 1989.
Jacques Coly. - Les Chroniques de Cagnouté. Le Courtaou 1991.
Mª Dolors Serrano. - Arrels, viles i pobles. IEESA 1991.
J. Jordana, A. Sánchez, J. Piedrafita. - Temas técnicos UAB.
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