Al morir el ganadero, el testamento que dejó decía que se disrtribuyesen sus Montañas entre sus tres hijos de la siguiente manera: la mitad para el primogénito, una cuarta parte para el segundo y un sexto para el más pequeño. Pero resulta que el ganadero sólo tenía onze Montañas, con lo que el reparto era realmente difícil, pues no era cosa de cortar a ningún animal. Los tres hermanos estaban discutiendo, cuando ven llegar un viejo pastor, famoso por su sabiduría, acompañado de su Montaña. Le pidieron consejo y éste les dijo: Si vuestro padre hubiese dejado doce Montañas en lugar de onze no habría problemas. -Cierto, pero sólo tenemos onze- respondieron los hermanos, a lo que el pastor contestó: - coged mi Montaña, y haced el reparto y no os preocupeis que nada perderé yo en la operación.

Pregunta: ¿En qué se basa el pastor para afirmar tal cosa?