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A PIGMENTACIÓN EN EL PERRO DE MONTAÑA DE LOS PIRINEOS |
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Los siguientes comentarios figuran en el pie de una foto de fecha 27-09-2010 que se puede ver en “fotos del muro” de la página del Facebook de Begoña Tomé Domínguez, a raíz del juicio a un ejemplar excelente, extremadamente típico y con una pigmentación envidiable. Esto es el motivo del presente artículo.
- Joan Ferrer Sirvent: En esta foto se observa claramente que la meticulosidad del juez va totalmente en contra de nuestra querida raza, ya que en este caso el estándar queda totalmente desfasado.
- Ans van den Berg: ???? Joan ????
- Joan Ferrer Sirvent: Hola Ans, te explico: El juez manifestó que Banzo le gustaba mucho, que era un perro espectacular, con una bella expresión y con un gran porvenir, pero que le daba un Bueno porqué tenía algunos pelos totalmente negros. Por eso he hecho el comentario de que se tendría que revisar el Estándar porqué a estas alturas de la crianza, nuestra raza ha llegado a la suficiente madurez como, para no solo no tener en cuenta este aspecto, sino para potenciarlo. Porqué se da la circunstancia, que este tipo de manchas son unas de las más buscadas por los buenos conocedores de la raza porqué visualizan la carga genética de pigmentación, característica importantísima para un perro de montaña que ha de estar protegido contra los rayos UVA.
Las características físicas y psíquicas de nuestra querida raza pirenaica, han sido moldeadas desde tiempos inmemoriales para desarrollar unas labores de protección de ganado muy determinadas y en un medio climático y orográfico muy concreto. Las tareas que desde sus inicios desempeñó y que sigue desarrollando en la actualidad nuestro Pirenaico, son un perfecto ejemplo de la acomodación a una función y a un medio. Si nuestra raza es como es, no es por casualidad, puesto que todas las partes de su cuerpo y su psique tienen un sentido.
Cuando en el año 1907 se redactó por primera vez su estándar, no fue fruto de las elucubraciones de una serie de aficionados dirigidas a lograr “su” perro ideal, sino que el perro ya estaba allí, simplemente se dedicaron a plasmar sobre el papel las peculiaridades de los mejores perros, según su criterio, que observaron y analizaron. No sé, si aquellos aficionados eran lo suficientemente conscientes de que tenían ante ellos una criatura en que todo tenía su razón de ser, o simplemente, se dedicaron a definir unas formas y unas características que les parecieron adecuadas, sin profundizar en su significación.
Preguntarse el por qué nuestra raza es como es, es una idea muy atrayente, pero cuando se profundiza en ello y se descubren las razones que hay detrás de su apariencia, la admiración es máxima. Precisamente, la diferencia entre los simples aficionados -algunos de ellos también aficionados a los sofismas, a las falacias y condenados a perpetuarse en su ignorancia- de los amateurs con ganas de aprender y de los estudiosos de la raza, radica en que los primeros pueden aceptar sin más el estándar sin preguntarse el por qué y quizá ni les importa; en cambio los segundos y terceros también aceptándolo en principio, lo estudiamos, nos preguntamos por su significado, investigamos y en función de ello, si cabe, podemos cuestionar algunos de sus aspectos.
Saberse el estándar de nuestra querida raza no significa en absoluto saber el sentido y la funcionalidad de las características que configuran su fenotipo y lo que esconde su genotipo y las razones por las cuales la raza es como es y no de otra manera. Los estudiosos de la raza vamos más allá, entre otras cosas, diseccionamos el estándar para verificar si su redacción se ajusta a las características originales de la raza y, si vemos alguna incorrección o ambigüedad tenemos el deber ético de denunciarlo. Y es en este sentido el principal motivo del presente artículo.
Una vez dicho esto, toca ceñirme al tema del encabezamiento de este escrito: la pigmentación. Esta es una característica que entra de lleno en una de las ambigüedades que refleja el estándar, en donde parte de su redacción, no está en armonía con los orígenes de nuestra raza. A primera vista, la pigmentación podría parecer que se trata de una cuestión de estética, de que haga más o menos bonito a nuestro Pirenaico, pero cuando ahondamos en su significado nos damos cuenta que es mucho más que eso. Una excelente pigmentación del iris de los ojos, alrededor de los párpados, trufa y labios es una de las características más importantes de nuestra querida raza porque ejerce un papel clave de protección de la radiación ultravioleta del sol, especialmente en su trabajo en la alta montaña.
2.LA PIGMENTACIÓN SEGÚN EL ESTÁNDAR, DEFECTOS, DEFECTOS ELIMINATORIOS Y LOS PUNTOS DE NO CONFIRMACIÓN..
Creo que es oportuno definir que es el “ladre” desde el punto de vista genético ya que su significado varía ostensiblemente del definido por los diccionarios generalistas.
La palabra “ladre” se aplica a toda despigmentación de la piel o de las mucosas con el requisito necesario de que sea visible fácilmente. Esta condición en el examen restringe su apreciación a las zonas donde el pelo es infrecuente o ausente: trufa, belfos, párpados, vulva y escroto. No se debe confundir las trufas rojizas (feomelánicas) con las de color rosa carne (despigmentadas). Estas últimas se observan solamente en los animales de pelaje blanco y corresponden al ladre que ha invadido totalmente la trufa. Esta situación puede ser buscada (Podenco Ibicenco), pero generalmente es combatida.
La opinión según la cual constituye un signo degenerativo es ampliamente extendida actualmente en los medios caninos, pero debemos decir que hasta los años 1950 son numerosos los escritos de los cinólogos que escribían sobre él y lo admitían.
Como hemos dicho, el “ladre” va ligado al pelaje blanco. No se observa en los animales uniformemente coloreados y el aclaramiento de color que puede observarse especialmente en el surco mediano de la nariz en los sujetos coloreados no es de ladre.
Parece como si los genes que configuran el pelaje blanco “no supiesen” pararse en las fronteras de la trufa y de las otras mucosas y a veces las atravesaran (incluso hasta llegar al iris en algunos casos). Obtener trufas, belfos y párpados debidamente pigmentados en perros cuya cabeza es parcialmente blanca y, sobretodo, en perros enteramente blancos, es un verdadero rompecabezas y una tarea que ha llevado mucho tiempo!!. En el límite, esta selección es “contra natura” pero nosotros somos naturalmente los primeros en convenir que el ladre no es bueno.
3.CCOMENTARIOS PERSONALES SOBRE LA PIGMENTACIÓN DEFINIDA EN EL ESTÁNDAR.
Si analizamos con detenimiento lo qué dice el estándar sobre la pigmentación podemos ver que incurre en algunas contradicciones o por lo menos es poco preciso, a saber.
Cuando habla de la trufa, considera la pigmentación insuficiente como una falta, pero en cambio, define como un defecto eliminatorio y una característica de no confirmación un color que no sea absolutamente negro.
Sobre los años 1950 (Luquet 1985) se veían cada vez más en las exposiciones francesas perros con sus trufas más o menos decoloradas pero no aquejadas de ladre.
Después de constatarlo, la RACP tomó en Septiembre de 1967 la medida siguiente que fue notificada a los jueces: “Deben ser excluidos de las exposiciones y de la confirmación todos los perros cuya trufa sea de un color que el absolutamente negro”.
Seis años más tarde, en 1973, en una nota a los jueces, el presidente del comité de la RACP, M. Charles Duconte, escribía: “Tengo el placer de constatar que las severas medidas tomadas con respecto a la pigmentación y que han sido generalmente aplicadas, han dado sus frutos.
Hay incontestablemente una clara mejora sobre este punto. En efecto, en la hora actual, se puede decir sin riesgo de ser rebatido que los expositores no presentan que muy raramente sujetos con una trufa insuficientemente pigmentada en negro, prueba que, gracias a la voz de alarma, la degeneración en vías de instalación parece haber sido parada, para el mejor provecho de la raza”.
En aquellos años, también en España existían muchos problemas de pigmentación especialmente de la trufa, pero no se tomaron medidas, antes al contrario, los cachorros totalmente blancos al nacer tenían más demanda y para lograrlo se cruzaban entre sí sistemáticamente perros totalmente blancos y como consecuencia, al cabo de unas cuantas generaciones la despigmentación fue creciendo. Sin embargo, a partir de los años 80-90 una nueva generación de entusiastas y amantes de la raza, entramos en la crianza invirtiendo la tendencia, usando perros bien pigmentados y manchados en la mayoría de los casos, lo cual dio como resultado la erradicación total de la despigmentación.
No obstante, no nos hemos de confiar y hemos de estar atentos y seguir criando con ejemplares que de cachorros sean manchados, pues actualmente se están dando casos de despigmentación por quienes crían no siguiendo este principio. Como anécdota un poco lejana, reseñar que en la primera exposición monográfica española en el año 1985, el juez pasó un pañuelo de papel por todas las trufas de los ejemplares expuestos, para comprobar si alguien cometía fraude. Y como anécdota reciente, destacar que en la Nationale d’Elevage del 2010 un perro de un conocido criador español, el sábado tenía la trufa despigmentada y el domingo la tenía completamente negra.
Define como una falta, la pigmentación insuficiente del borde de los párpados y no la incluye como un defecto eliminatorio, pero en cambio, califica como un punto de no confirmación si no son perfectamente negros.
Refiriéndose al color de las manchas del pelaje define como defectos eliminatorios otros colores que los indicados en el estándar y puntos de no confirmación, las manchas de pelo negro hasta la raíz y también otros colores no indicados en el estándar. Sin embargo, el estándar no nos especifica si los pelos que constituyeran estas manchas han de ser todos negros o han de serlo en un alto porcentaje o con unos cuantos de ellos son suficientes para no confirmar y descalificar al perro.
Pero bien mirado, es ridículo si hemos de llegar a este punto. Pienso que lo más ecuánime sería no tener en cuenta los pelos negros si todas las características que configuran el tipismo del Pirenaico son las correctas. Es más, parece lógico que a estas alturas de la crianza, nuestra raza ha llegado a la suficiente madurez para no tener en cuenta este aspecto, porqué la misma evolución natural, nos está demostrando que las razones que aconsejaron ponerlo en el estándar ya no tienen razón de ser. Además, los perros conocidos que poseen manchas oscuras son de altísima calidad, en los que no hay en absoluto ninguna duda de cruce con otras razas, y sí en cambio, gozan de una pigmentación envidiable que va pareja con la intensidad del color de las manchas.
Ahondando un poco más en el mecanismo de la pigmentación, hemos de tener en cuenta que los gránulos de pigmento de los pelos de las manchas se distribuyen regularmente en el pelo siguiendo su crecimiento, salvo en la base, donde su presencia se reduce y el color pierde intensidad. Por eso vemos pelos de un negro profundo en las puntas que a medida que se acercan a la piel se tornan blancos o grises de distinta gradación y a veces presentan un reflejo azulado o muy oscuro al contacto con la misma, que en muchos casos se confunden o se afirma que son negros. Si añadimos a ello, que la raíz no se ve, resulta altamente complicado definir de manera categórica de qué color es la raíz del pelo. Pero, aunque realmente algunos pelos fueran totalmente negros, me pregunto: ¿Qué importancia sería la suya si por lo demás el perro presentara todas las características de un auténtico Montaña? ¿No sería absurdo y estúpido desaprovechar a un ejemplar por este hecho?
Por otra parte, es conveniente ayudarnos de los últimos adelantos en genética molecular ya que el conocimiento de los genes que configuran el pelaje de las distintas razas ha tenido un gran impulso a través del conocimiento del genoma canino. Entonces en base a los resultados que se obtengan, tendremos la suficiente información para que el tema que estamos tratando esté amparado por el necesario rigor científico.
Asimismo, creo que es interesante que para tener una visión lo más completa posible, tengamos en cuenta algunos aspectos que guardan relación con el color de la capa:
El Dr. Guillo Massimello en su artículo “El nuevo estándar del Perro de Montaña de los Pirineos: consideraciones de un criador y juez” en la III Conferencia Mundial en Argelès-Gazost del 2005, entre otras cosas expone: “Sobre el color de fondo encontramos a menudo manchas o marcas en la cabeza o en el cuerpo. Normalmente, casi todos los Perros de Montaña de los Pirineos nacen con algunas manchas de pelos coloreados que, en función de la intensidad de su color, pueden permanecer o diluirse con la edad. Sobre los colores, indicados de manera un poco demasiado restrictiva en el estándar (gris-tejón, gris-lobo, amarillo pálido y “arrouye”) se puede decir que sus tonalidades no son, como se podría pensar, rigurosamente fijas, sin embargo, no se encuentra razón histórica para preferir el color gris-tejón, incluso refiriéndonos a los dibujos y pinturas antiguas. El color “arrouye” es, por el contrario bastante insólito a la vez que bello y atrayente pero para ser verdaderamente tal (es decir rojizo más que anaranjado) debe ser brillante y no, por así decirlo, difuminado”.
“No es necesario llegar a la obsesión por el color en esta maravillosa raza, lo importante es que las manchas no sean negras hasta la raíz porque indicaría la posibilidad de cruce con el Mastín del Pirineo (frecuente en el Pirineo hasta el inicio del siglo XX). Es importante afirmar que el Montaña manchado no es menos atractivo que el puramente blanco. ¿Como valorar la presencia de manchas? La excesiva presencia de éstas en todo el cuerpo puede, efectivamente, confundir la vista (además de hacer pensar en una posibilidad porcentual de sangre del Mastín del Pirineo), tanto como para llegar a despreciar el perro; aunque en el estándar, no menciona la superficie que ellas pueden ocupar en relación a la superficie corpórea del animal.”
He de precisar, que el “Mastín del Pirineo” a que se refiere el Dr. Guiddo Massimello aún no existía como raza definida –tal como se conoce actualmente- a principios del siglo XX. Hasta junio de 1982 en que el estándar actual fue aprobado por la Federación Cinológica Internacional, existía un estándar del año 1946 que suscitó no pocas y airadas protestas de varios expositores en la I Reunión Monográfica del CEPM en el año 1978, debido a que dicho estándar era inexacto y confuso, a la vez que hizo perder varios años de cría a más de un criador al tener que evitar criar con ejemplares que no cumplían con el nuevo estándar de 1982 (Malo 1983).
Ahondando en el tema, hemos de tener en cuenta que en ambas vertientes de la cordillera pirenaica ha habido desde tiempos inmemoriales grandes perros de protección de rebaños los cuales eran denominados genéricamente perros de los Pirineos o mastines. En el “Libro del Mastín del Pirineo” editado en 1983, Pere Font escribe refiriéndose a los perros defensores del ganado que se movían por el Pirineo en general y por Aragón en particular: “No podemos pensar, sin embargo, que todos los grandes perros que acompañaban al ganado eran mastines del Pirineo, sino que había una gran cantidad de perros, más o menos grandes y lo suficientemente valientes para defender el rebaño. Eran estos perros procedentes en ocasiones de la trashumancia, o bien de cambios entre los pastores, efectuados en ferias, donde aquellos, que venían de diferentes regiones intercambiaban perros, entendiendo por regiones tanto las españolas como las francesas”. Añado, que según su ubicación podían tener distintos aspectos y tomaban distintos nombres, por ejemplo: Pastou, Pastoure, Farou, Patou, Matîn, Mastín, Mostín, Mastí, Can de Oilles, Can de Güelles, Gos ramader, Gos de Cleda, Gos de Pleta…… (para más detalles ver “Historia del Montaña” en la web del Instituto Pirenaico del Perro de Montaña de los Pirineos: www.institutopirenaico.org)
Entonces, en el año 1984 la RACP estableció como unos de los puntos de no confirmación las manchas de pelo negro hasta la raíz para evitar que se confirmasen perros en los que se intuyera la infusión de sangre de perros ajenos a nuestro Pirenaico, quizás pensando con el Terranova o con el Mastín del Pirineo, cuyo estándar había sido ampliamente remodelado dos años antes. Y también para evitar que algún criador irresponsable cruzara un Montaña despigmentado con algún que otro perro, existente o no en la cordillera, bien pigmentado para aumentar la pigmentación en aquellas líneas que la tenían diezmada debido a la moda imperante de los años 1950-1960, cuya demanda por parte del gran público era la de cachorros totalmente blancos al nacer. Sin embargo, a mi entender, esta medida tomada por la RACP me parece un poco ingenua, porque si se hubieran producido estos cruces, además de haberse heredado la pigmentación, se hubiesen heredado otras características ajenas al Montaña que hubieran estado notoriamente reflejadas en su descendencia y afectado seriamente su tipismo y como consecuencia los ejemplares resultantes no se hubieran podido confirmar ni inscribirse en los libros de orígenes.
Para saber la interacción del Montaña con otras razas conviene explicar que en la gestación previa a la creación como raza del actual Mastín del Pirineo, se usaron perros pirenaicos de distintas procedencias y tipos, siendo nuestro Montaña uno de los que aportó más material genético, además del San Bernardo y del Mastín Español, los cuales se utilizaron para dar más molosidad y altura a la raza recientemente creada. Asimismo, se ha especulado que el Terranova proviene del cruce de nuestro Pirenaico (llevado por los pescadores vascos a las islas de Terranova en 1506) con el Retriever negro allí existente. También, decir que en el estándar del año 1907 –según el libro de Cockenpot (1998)- ya aparecía como defectos del color del pelaje: “otros colores como el blanco con manchas rosas o negras denotando el cruce con el perro de San Bernardo o el Terranova (el pelo negro está estrictamente prohibido, pero conviene no confundir el pelo negro con el pelo de tejón)”. Sin embargo, en el estándar que figura en el libro de Sénac-Lagrange de 1927 no dice nada sobre los pelos negros. En cambio en el estándar descrito en el libro de Duconte y Sabouraud de 1967, figura como un defecto eliminatorio las manchas de pelo negro hasta la raíz.
Tampoco hemos de obviar, que los Perros de Montaña de los Pirineos criados en su hábitat natural tenían una mayor proporción de manchas que los criados en otros lugares. Esto era así, porque se tenía la certidumbre que eran más fuertes y sanos, además que, una excelente pigmentación era imprescindible para protegerse del sol y poder desarrollar óptimamente su trabajo de protección de rebaños en los pastos de altura durante el verano en la cordillera. Estos perros, auténticos y típicos pirenaicos, tenían entre otras, un tipo de manchas oscuras cuyos pelos podían ir desde un color negro o aparentemente negro a gris-oscuro o eran una mezcla de ambos. Pero con la desaparición progresiva de los grandes predadores, especialmente lobos, cada vez fueron menos los Montañas que se dedicaban a guardar rebaños, a la vez que se iba incrementando su presencia en otras áreas sociales especialmente urbanas, debido, sin lugar a dudas, a su belleza y carácter, sobretodo una vez superadas las penurias de las dos grandes guerras.
Pero, esta acomodación del Pirenaico a los “salones” de las viviendas urbanas motivó que se prefirieran perros totalmente blancos al nacer, lo cual dio como resultado, los graves problemas de pigmentación que la RACP denunció en 1967 (ver más arriba). A la vez, también se produjeron otras desviaciones morfológicas que se apartan del tema que estamos tratando y que serán motivo de otro artículo. Afortunadamente, aún mantenemos líneas genéticas poseedoras de excelentes estructuras, aplomos, angulaciones y con manchas, especialmente de color tejón más o menos intensas, o incluso con algunos pelos negros, que muchas veces se usan para aumentar la pigmentación de otras líneas completamente blancas que van justas de esta importante característica, y también para corregir sus defectos estructurales.
Asimismo, mi experiencia como criador me demuestra que, después de estar en contacto con esta queridísima raza a lo largo de más de 30 años, haber visto innumerables ejemplares y haber criado más de 500 cachorros, nunca me han nacido cachorros con manchas cuyos pelos fuesen todos negros, ni tampoco haberlas observado cuando estos cachorros llegaron a la edad adulta. Lo que sí he contemplado en muchas ocasiones, especialmente en los cachorros, manchas que eran de un color muy oscuro y que aparentemente eran negras, o incluso con algunos pelos negros, pero que al cabo de unos días se iban aclarando y al separar los pelos, la gran mayoría, solo mantenían el color negro en su parte alta y se tornaban grises o marrones más o menos oscuros, incluso blancos, a medida que se iban aproximando a la piel. Luego de adultos, generalmente estos mismos pelos tomaban una gradación mucho mas clara, y muchas veces el color desaparecía por completo.
Además generalmente, los Montañas que mostraban y muestran este tipo de manchas oscuras, eran y son de una excelente tipicidad y exhiben una pigmentación envidiable de las mucosas y ojos. Concretamente una hembra campeona muy famosa, propiedad de La Borda d’Urt: CH. FEE DEL MUSINE de LA BORDA D'URTX , tenía una mancha muy oscura en la parte derecha de la cabeza, e incluso con algunos pelos negros, que hizo dudar sólo a un juez –que no era en absoluto especialista de nuestra querida raza- y ha sido la gran matriarca de una serie de grandes campeones ganadores de exposiciones monográficas de crianza. Ella misma ganó el BIS en la Nacional de Crianza española en 1998 y seleccionada quinta en la “Nationale d’Élevage” del mismo año. Cinco de sus hijos, trece de sus nietos y de momento dos de sus bisnietos han llegado a campeones en diversos países de Europa y América: uno de sus hijos ganó la clase abierta en la “Nationale d’Élevage” del 2001; en la española del 2002, un hijo ganó el CAC y otro hijo aún joven, quedó reserva de BIS; una de sus hijas fue mejor hembra absoluta en la “Nationale d’Élevage” del 2002 y BIS en la española del 2003. Además, catorce de los diecinueve hijos de aquella campeona que se presentaron en exposiciones lograron excelentes resultados en monográficas de crianza o en otras exposiciones, y tanto unos como otros, han formado parte o han iniciado excelentes líneas de cría que estamos usando actualmente en diversos países.
Pero, un hecho relevante pone en evidencia la necesidad de revisar el estándar: uno de sus nietos: CH. BANZO DE TODOBE fue calificado como “Bueno” porque –según el juez que es un famoso especialista de la raza: “tenía pelo negro a vigilar”- en la “Nationale d’Élevage” del 2010. Pero este mismo perro, al año siguiente ganó el CAC en la Monográfica española juzgado por otro eminente juez especialista. Y si esto no fuera poco, este mismo perro en febrero de 2012, fue calificado como mejor ejemplar del grupo 2º y 3º del BIS en la Exposición Nacional de Valladolid por uno de los más renombrados jueces españoles especialistas en Montañas, que dicho sea de paso, solamente muy pocos Montañas han logrado esta calificación. Todos estos ejemplares que hemos enumerado procedentes de aquella campeona manchada y súper típica y los dispares resultados obtenidos por ella misma y por uno de sus nietos, pone en evidencia, una vez más, que la redacción actual del estándar da lugar a distintas interpretaciones, incluso por acreditados jueces especialistas, por lo que la conveniencia de su revisión es inaplazable.
Es oportuno recordar algunos textos antiguos que aparecen en el libro de Cockenpot (1998):
En “Voyage aux eaux des Pyrénées” Taine en 1855, describía sucintamente a los perros de montaña que él se había cruzado acompañando un rebaño de cabras: “Son perros enormes, con pelo lanoso, manchado de blanco, rugiendo cuando me acercaba”, reparemos que dice manchado de blanco lo cual da entender que su pelaje mayoritariamente era de otro color.
En 1888 el inglés Hugh Dalziel escribía: “un pelaje variado, blanco, amarillo, leonado y negro”.
George Sand, en su relato del viaje a las Landas y a los Pirineos, narra su relación con un “Pigou”. “El lenguaje pirenaico distingue tradicionalmente el “Pastou” con el pelo en su mayoría blanco, y el “Pigou” con una gran parte del manto y la cabeza de color oscuro. Pero parece que la diferencia solamente se refería al color ya que los dos perros eran hermanos de camada. Para la protección del rebaño se empleaban indistintamente ambos tipos de perro pero ciertos pastores tenían preferencia por los más manchados”.
Un eminente observador de las costumbres y tradiciones pastorales pirenaicas, M. J-J Cazaurang describía recientemente los perros que antes trabajaban en los Pirineos: “Le Pastou, ese gran perro de pelaje blanco, lo que era raro, o blanco manchado de negro o de marron”.
Jacques Coly escribe en 1991 en “Les Chroniques du Cagnouté: “Es un gran perro con el pelaje blanco, lo que es raro, o blanco manchado de negro o marrón” (valle del Saison). De ahí la expresión salida del “patois Labedanais”: “U ca pla plapat” (perro bien marcado), aún usada en la comarca pirenaica francesa del Bigorre así como los nombres de Pigou, Pigalh, Piguette (color pío) o Mascarou cuando el negro domina, que se da a veces en el Bearn, el valle de Aure o el País de Foix.
De una manera general, M. Nau, juez especialista de la raza, dijo: “el pelaje es más bello en los perros criados en altitud y los perros bien pigmentados son más resistentes”, (Luquet 1982). Esta opinión la comparto plenamente, y añado que la eumelanina es la responsable de la pigmentación, protegiendo a los ejemplares que viven en altitud, de las radiaciones ultravioleta del sol, pues no olvidemos que en verano los Pirenaicos están ejerciendo su labor de protección a los rebaños en altitudes superiores a los 2000 metros, por lo que la pigmentación de los ojos, trufa y labios ha de ser excelente y cuanto más oscura mejor para protegerse del alto grado de radiación.
El estándar solamente dice que el color de los ojos debe ser pardo-ambarino. Sin embargo, hemos de agradecer al Dr. Guido Massimello (veterinario y criador de Montañas con el afijo “Patou de l’Hourquette”) en la Conferencia Mundial del 2005 en Argelès-Gazost, sus precisiones al respeto: “el color del iris requerido es definido en el estándar como pardo ambarino; así pues el color ámbar, o peor, miel, son valorados como demasiado claros. Contrariamente, el color más oscuro, hasta casi el negro, se considera correcto. Mejor un iris más oscuro que claro, para que la expresión no sea dura. No es infravalorada, por parte del criador, la dificultad de eliminar de la reproducción los sujetos con ojos de colores demasiado claros porque a menudo se manifiestan en el tiempo tras más de una generación. Los perros de Montaña de los Pirineos con iris demasiado claros no deberían ser consentidos en los concursos de belleza”.
Además el Dr. Massimello refiriéndose a la pigmentación en general añade: ”La pigmentación tiene un valor fundamental en la crianza, y por lo tanto, el estándar señala muchas veces (hablando de los párpados, de los labios, del paladar y de la piel) que debe ser negra. En general, se puede decir que el Montaña que nace manchado conserva pigmentación extensa e intensa, sobre todo si las manchas de pelo son oscuras. La pigmentación debe ser valorada también en los pulpejos y las uñas. El juicio sobre la despigmentación y la penalización consiguiente van añadidos al color de base: si el color (se refiere al de las mucosas) es tendente al marrón la situación es más grave respecto al gris (que podría ser temporal). No todos los perros sin manchas sufren despigmentación, pero estaría bien emparejarlos con otros sujetos que sean manchados al menos en el nacimiento”.....”Nos permitimos todavía abrir una última consideración sobre la despigmentación que se puede encontrar en los párpados (pequeñas manchas de blanco neto sobre el resto de color negro), ya que en sujetos de ciertas líneas de sangre la total pigmentación se puede producir en edad adulta. Por lo tanto, antes de descartar definitivamente sujetos jóvenes, especialmente si tienen calidad, sería mejor esperar a su total desarrollo”.
El Dr. Massimello nos acaba de exponer que es mejor un iris obscuro que claro porqué “la expresión no sea dura” y que la “pigmentación tiene un valor fundamental en la crianza”, y estoy totalmente de acuerdo con él. Pero yo repito que esto debe de ser así, porqué aparte de razones estéticas, la pigmentación cuando más oscura mejor del iris, trufa y labios tiene un valor funcional fundamental en un perro que trabaja en la alta montaña durante el verano para protegerse de las radiaciones solares, las cuales, en esta época toman valores altísimos.
El estándar dice: “son negros o muy fuertemente marcados de negro, así como el paladar”. ¿La palabra “fuertemente” que indica exactamente?
Me parece oportuno reproducir un párrafo de la ponencia que presentó Richard Crago, de Australia, en la citada Conferencia Mundial, titulada: “Necesidad de un estándar objetivo”:
“Se diría que algunos son adeptos de Humpty Dumpy que decía que una palabra “significa lo que he elegido que quería decir, ni más ni menos”, sin embargo, mi preocupación concierne al hecho de que un estándar, que es constituido principalmente por palabras, por naturaleza vagas y subjetivas, está abierto a todas las interpretaciones erróneas, sobre todo con adjetivos como: “bueno”, ancho”, “pequeño”, “mediano”. Y si en los diferentes países del mundo, la gente puede hoy en día interpretar de otra manera los estándares actuales para que den lugar a perros de los Pirineos con aspecto diferente, ¿Qué será dentro de 200 o 300 años y 2000 o 3000 años?”.
4. CONFORMACIÓN GENÉTICA DEL COLOR DEL PELAJE Y DE LA PIGMENTACIÓN
Existen muchos atributos importantísimos en el Montaña como son su conformación y porte que son controlados por variación poligénica imposible de expresar mediante símbolos. Caracteres de esta índole sólo pueden ser manipulados a través de la cría selectiva reservando los progenitores más idóneos para el ideal del criador interpretando el estándar. En cambio, la genética del color y tipo de manto son caracteres que están controlados por genes definidos, que más o menos, se daban como ciertos antes de los avances en genética molecular.
Precisamente, estos avances en genética molecular y por ende el conocimiento del genoma canino, está dando lugar, día tras otro, a muchas reinterpretaciones de la expresión de los genes que configuran el color del pelaje y la pigmentación, así como de las interacciones entre ellos, hasta el punto, que muchos caracteres que antes estaban asociados a unos genes, ahora se atribuyen a otros. Un ejemplo de ello lo tenemos en la caracterización reciente del locus K que juega un papel crucial en el color del pelaje, e incluye caracteres que habían sido asociados a otros genes.
En este sentido y para dar el necesario rigor científico, estamos pendientes de los resultados de unos análisis de genética molecular que hemos encargado efectuar al Servicio de Genética Molecular de la Universidad Autónoma de Barcelona. Estos análisis se han realizado sobre una muestra de Montañas de diferentes criadores en los que las manchas del pelaje tienen distinto color i gradación o están ausentes desde el nacimiento, con lo que podremos comparar entre sí los resultados.
En una raza tan antigua como la nuestra poco o nada se ha de modificar de lo que la naturaleza nos muestra, pero si que se ha de estar muy atento con algunos condicionamientos que se redactaron puntualmente en el Estándar en unos momentos históricos determinados, que si bien sirvieron para prevenir injerencias ajenas al Pirenaico, hoy carecen de sentido porque la evolución natural de la raza así nos lo está mostrando.
El estándar ha de ser el referente para que los jueces lo apliquen lo más objetivamente posible y eviten refugiarse en expresiones muy de moda últimamente, como: “hipertípico” “sofisticado” “viejo tipo” o “nuevo tipo”. Esto da la impresión que se está inventando un nuevo tipo de Perro Pirenaico no descrito y, quizás lo más alarmante, es que lo manifiestan algunos jueces especialistas de renombre. Esto unido a las ambigüedades en la redacción citadas del estándar u otras que pueden atañer a otras partes del cuerpo, añade aún más dificultad a los juicios, y como es lógico, el expositor ve con cierta perplejidad criterios distintos en los juicios aplicados al mismo ejemplar.
Para terminar, es necesario observar que el estándar no es ningún dogma y por lo tanto es susceptible de revisión, especialmente en aquellos aspectos en que la naturaleza nos está aleccionando y en los que contienen ambigüedades que dificultan su interpretación. Recordemos que han sido varias las modificaciones que se han practicado desde sus inicios, la mayoría con gran acierto, si bien alguna podría ser cuestionable. Sin ir más lejos, hace pocos años se modificó el estándar añadiendo que se aceptaba que basculasen hacia delante dos incisivos inferiores simplemente por el mero hecho que había ejemplares de gran calidad que los presentaban, no considerándose prognatismo, pero en cambio, empíricamente se está demostrando que hay un componente hereditario. Otra modificación supuso aumentar dos centímetros la altura máxima permitida de las hembras, porque las había de gran clase que quedaban fuera del estándar.
Dicho esto y para ser consecuentes, el mismo tratamiento tendría que aplicarse a los llamados “pelos negros” siempre y cuando el perro mostrara un tipismo incuestionable. Además es difícil, por no decir imposible, asegurar su cantidad y gradación hasta la raíz, lo que da lugar a interpretaciones muy dispares incluso por acreditados jueces especialistas, dándose además la circunstancia, que hay ejemplares de gran calidad que los poseen, tienen un tipismo innegable y muestran una pigmentación envidiable, cuya característica, -tal como hemos indicado más arriba- ha de estar expresada en su nivel máximo al tratarse de un perro que trabaja en la alta montaña durante las largas horas de luz del verano, que es cuando la radiación del sol es más intensa. Estoy convencido que todo ello sería un bien para la raza.
Abril de 2012
JOAN FERRER i SIRVENT
LA BORDA D'URTX 17538 URTX (Girona) CATALUNYA Telf: +34-629-613399 e-mail: joanferrer@labordadurtx.org |