¿C
OMO HEMOS DE HABLARLE A NUESTRO MONTAÑA?
www.labordadurtx.org >> divulgación >>etologia

Cuando nosotros, humanos, entablamos una conversación, obtenemos siempre mejores resultados si no nos gritamos. La experiencia nos dice que se transmiten mejor las ideas cuando el tono de voz es el adecuado. Somos más receptivos si nuestro interlocutor habla sosegadamente y sin aspavientos. En cambio, si el tono de voz es alto, ya sea porque nuestro interlocutor cree que así nos impondrá con más éxito sus ideas, o porque cree que así aumenta su autoridad sobre nosotros, o por cualquier otra circunstancia, es normal que nos pongamos en guardia porque nos sentimos amenazados, y en lugar de intentar asimilar sus ideas, hacemos todo lo contrario, pensar en como podemos contrarrestar la amenaza que estamos recibiendo. La firmeza y la seguridad no se demuestran chillando y generalmente el qué más grita es el más inseguro.

Ahora, analicemos si en la naturaleza los lobos se gritan entre ellos cuando están coordinando la cacería de una pieza o cuando quieren comunicarse una determinada actitud. Observamos que los lobos emplean el sonido cuando aúllan para comunicarse a larga distancia para reunir al grupo, pero no se dan órdenes los unos a los otros ni se organizan, ni organizan una cacería gritándose, ni tampoco ladrándose. Entonces, vemos que el sonido no es tan importante cuando han de comunicarse determinadas actitudes que les son imprescindibles por su subsistencia. 

También sabemos, que nosotros para poder gritar, además del movimiento que hace el diafragma, hemos de forzar los músculos de la pared abdominal y del pecho, fundamentalmente los intercostales y los pectorales que son los que ayudaran a comprimir la caja torácica para que el aire salga con más fuerza, con más presión, dando lugar a que nuestro tronco se tense, lo cual imposibilita tener el cuerpo relajado. Con esto estamos modificando todo nuestro lenguaje corporal -cosa muy importante para el perro- que lo interpreta com un gesto de amenaza y su instinto de conservación hace que reaccione en función de este en lugar de asimilar las órdenes que intentamos transmitirle.

Todo esto hemos de tenerlo muy en cuenta a la hora de establecer una buena comunicación con los perros, pero en especial con nuestro Montaña dada su peculiar idiosincrasia. Por tanto, para que esta comunicación sea efectiva hemos de darle un mensaje claro y comprensible. Hemos de emplear un lenguaje gestual apropiado, relajando el cuerpo, hablándole despacio y sin alzar la voz, pero con firmeza. Actuando así, el perro nos escuchará atentamente y nos entenderá. Un lobo es capaz de escuchar un aullido a más de dos kilómetros de distancia y incluso, dependiendo de la situación climática hasta a 10 kilómetros. ¿Qué no escuchará un perro a unos metros de distancia?

Sin embargo, no hemos de confundir la acción de gritar a nuestro perro con las necesarias muestras de autoridad que como jefe que somos de su manada, hemos de ejercer. Los lobos alfa se imponen al resto de la manada con expresiones, actitudes y gruñidos no exentos de una cierta agresividad que en la mayoría de los casos no se materializa en ataques físicos.

 
JOAN FERRER i SIRVENT
LA BORDA D'URTX 17538 URTX (Girona)
CATALUNYA
Telf: +34-629-61 33 99
e-mail: joanferrer@labordadurtx.org