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PRENDAMOS A COMUNICARNOS CON NUESTROS
MONTAÑAS |
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LAS PALABRAS Y SU SIGNIFICADO
El perro comprende un número limitado de palabras.
Ejemplo:
De la frase: "Tengo que salir Carlit, pórtate bien",
el perro sólo entiende: "bla bla bla, Carlit, bla, bla, bla".
En cambio el perro es muy sensible a lo que acompaña a las palabras:
postura, ademanes, entonación, gestos.
Ejemplo:
Durante la consulta, el perro acaba de gruñir al veterinario.
Usted le dice con voz dulce: "Carlit, eso no está bien, has sido
malo". El perro no entiende el sentido de la frase, pero interpreta el
mensaje no verbal (voz dulce) como una recompensa. ¿Cree usted que tendrá
ganas de ser pacífico la próxima vez?
LAS POSTURAS Y SU SIGNIFICADO
POSTURA DE DOMINACIÓN: Incline ligeramente el cuerpo
hacia delante, cuadre los hombros, mire la grupa del perro y, sobre todo, no
vacile nunca (evite los desplazamientos y los ademanes repentinos).
Aplicación: En caso de conflicto es esencial que todos los miembros
de la familia se reúnan delante del perro, cuando se le ordena que vaya
a su rincón.
POSTURA DE INVITACIÓN AL JUEGO: En cuclillas, adopte
un tono de voz caluroso y demostrativo, a la vez que se da una palmada en el
muslo.
Aplicación: El perro se niega a acudir ante una llamada: tome
la postura de invitación al juego y felicítele calurosamente en
cuanto el perro esté junto a usted. También puede usted salir
corriendo en sentido opuesto. Sobre todo, no lo castigue, aunque haya tardado
en acudir (el perro interpretaría que usted le castiga por haber acudido).
LADRIDOS EXCESIVOS
Ladrar es un comportamiento natural, que refleja el estado emocional del perro.
No se trata de un lenguaje. Los ladridos distan de ser el único medio
de comunicación al alcance de los perros. Puede ocurrir que los ladridos
sean más fuertes en ausencia del dueño.
Ejemplo: Un cachorro oye que el cartero se acerca para dejar el correo.
El miedo a este intruso se traduce en ladridos. Luego el cachorro oye que el
intruso se aleja. ¿Qué ha aprendido con esta experiencia? "¡He
ganado! Cuando ladro, ¡los intrusos se marchan!
Esta experiencia repetida día tras día, le enseña a asustar
a la gente con sus ladridos.
Lo que no debe hacerse:
- No hay que tratar de gritar más fuerte que el perro (él
entendería que usted quiere acompañarle en sus ladridos).
- No hay que pedirle sosegadamente que se calle, y mucho menos acariciándole
(si ladraba para que le hiciera caso, se ha salido con la suya).
Lo que sí debe hacerse:
- No le haga caso.
- Castíguele o sorpréndale de manera sistemática
y significativa mientras el perro ladre.
¿Cómo influir sobre el perro mientras usted no está
en casa?
Los especialistas han ideado dispositivos automáticos, gracias a los
cuales, en ausencia del dueño, el perro aprende a mantener la calma.
Es el principio del collar-spray educativo antiladridos. Este collar vaporiza
aroma de limón debajo del morro del perro. El efecto sorpresa de este
olor inesperado basta para interrumpir al perro en su comportamiento inadecuado.
Dicho dispositivo es eficaz (ha sido sometido a las correspondientes pruebas
en la Escuela Veterinaria de Nantes), indoloro e inofensivo (no existe ningún
efecto secundario, ni siquiera para el olfato). Y, si se desea que el perro
vuelva a ladrar, bastará quitarle el collar.
RECOMPENSA I CASTIGO
LA RECOMPENSA
Lo que sí debe hacerse:
- Para una buena educación, interrumpa la acción indeseable
e intente conseguir inmediatamente el comportamiento correcto, felicitando
a continuación al perro, muy calurosamente tan pronto como lo consiga,
pero no más tarde.
Ejemplos:
- De felicitaciones: exagere el tono, sea muy demostrativo, muy caluroso.
- De contactos: caricias, abrazos, miradas.
- De alimentación: debe ser desacostumbrada y muy apetitosa
(golosinas para perros, trocitos de queso, …)
En la educación del perro, la recompensa siempre es más eficaz
que el castigo. Por tanto, ¡no seamos avaros de ternura y de felicitaciones!
Lo que no debe hacerse:
- Pongamos cuidado en no recompensar al perro (sin proponérnoslo)
comportamientos inadecuados.
Ejemplo: El perro ladra para llamar la atención de usted. Sobre
todo, no hay que acariciar al perro, ni hablarle, ni siquiera mirarle (todas
estas muestras de atención son, para él, recompensas y reforzaran
su comportamiento incorrecto) Por el contrario, no haga absolutamente ningún
caso al perro y practique los castigos sistemáticos en los que usted
no interviene directamente (collar antiladridos que vaporiza aroma de limón).
EL CASTIGO
Lo que sí debe hacerse:
- Al principio de la actuación indeseable intervenir cuanto
antes.
- Desagradable para el perro y significativa.
- Sistemática.
- Proporcional a la falta.
- Ponga varias monedas (u objetos semejantes) en una lata de refresco
y ciérrela bien con cinta adhesiva. Cuando el perro haga algo que no
esté bien, sacuda violentamente la lata: el ruido sorprenderá
al animal en su acción. También puede usted tirar la lata hacia
él, para conseguir el mismo efecto sorpresa.
Ejemplo de castigo directo: Coger al cachorro por la piel del cuello
y sacudirlo, levantándolo a poca altura.
Ejemplo de castigo a distancia: Tirarle un objeto no peligroso y ruidoso.
Lo que no debe hacerse:
- No meta al perro en el coche (sobre todo si éste, para él,
es sinónimo de paseo).
- Cuando usted regrese a casa, no castigue nunca al perro por algo
que él haya hecho en ausencia de usted (el perro ya lo ha olvidado:
no entiende la actitud de usted). Si a usted le parece que el perro tiene
una expresión de culpabilidad, es sólo porque ve que usted está
enfadado (aunque usted intente disimularlo); prueba de ello es que el perro
tendría la misma expresión aunque fuese evidente que los destrozos
no le son imputables.
Ejemplo: Al pasear, el perro tiene la costumbre de abalanzarse alegremente
sobre los amigos con los que usted se encuentra. Interrúmpale y mándele
que se siente. Felicítele tan pronto como el perro le haya obedecido.
Lo que el perro entiende: Cuando nos cruzamos con otras personas, al amo está
contento si me siento, pero no si me hecho sobre ellas.
JUEGOS I CONTROL DE MORDISCOS
Lo que sí debe hacerse:
- Deje jugar a su cachorro con los demás perros, sin tenerlo
amarrado, en un lugar exento de peligros.
- Cuando el cachorro mordisquee las manos o cualquier otra parte
del cuerpo, agárrele por la piel del cuello y dígale con firmeza
"¡NO!". A continuación déjele en el suelo e
interrumpa inmediatamente el juego.
- Cuando jugando le tire una pelota para que se la traiga, al hacerlo,
nunca hay que tirar de ella para que la suelte; por el contrario, finja que
no hace caso al perro mientras no haya soltado la pelota.
- Enseñe al perro a obedecer incluso cuando juegue: ponga
al perro de espaldas al suelo y no lo suelte mientras no se calme: esto favorecerá
el control de excitación.
Lo que no debe hacerse:
- No deje que el perro le mordisquee demasiado fuerte. No acepte
juegos de dar tirones a la ropa con los dientes o de que el perro trate de
arrastrarle.
Hay que educar a todos los miembros de la familia (sobre todo a los niños)
a respetar al perro, para que no vayan a molestarle en su rincón (donde
hay que dejarle en paz).
LIMPIEZA
Lo que sí debe hacerse:
- Desde el primer momento, enseñe a su cachorro a hacer sus
necesidades fuera de casa. Sistemáticamente saque al cachorro cada
vez que coma o beba y cada vez que se despierte, llevándole en brazos
hasta el lugar destinado a las necesidades (lugar que debe ser mantenido limpio).
Recompénsele de manera efusiva inmediatamente después de que
el cachorro haya hecho sus necesidades en el sitio correcto.
- Si usted sorprende al cachorro ensuciando fuera del lugar correcto,
levántele por la piel del cuello diciéndole con firmeza: "¡NO!".
Llévele en brazos hasta el sitio correcto, espere a que reanude sus
necesidades y felicítele calurosamente en cuanto haya terminado.
- Dar al perro su alimento a horas fijas facilita el aprendizaje,
puesto que conviene sacarle de casa inmediatamente después.
- Trate adecuadamente al perro contra las lombrices.
Lo que no debe hacerse:
- Cuando saque al cachorro, no vuelva a casa mientras él no
haya hecho sus necesidades.
- Cuando usted vuelva a casa (tras haber salido solo), no riña
al cachorro si se encuentra con que el suelo está sucio (el perro no
puede asociar dos acontecimientos distantes en el tiempo).
- No meta la nariz del cachorro en sus excrementos: no sirve para
nada (al contrario: ¡eso encanta a los perros!)
JERARQUIA
El perro identifica como su jauría la familia en la que vive. Para que
se encuentre a gusto en su papel de perro, debe ser considerado como perro,
y no como un niño o un bebé. Sin embargo, hay elementos de la
vida diaria (que para usted tal vez no signifiquen nada) que puede llevarle
a considerarse dominante o dominado.
Signos que denotan que el perro es el "jefe" de la casa:
- El perro tiene derecho a gruñir o a pellizcar sin que ello
produzca represalias; da órdenes (ladra para entrar, salir, comer,
beber), rechaza toda imposición (manipulaciones, aseo, cuidados).
- El perro vigila los desplazamientos de la familia y ocupa una posición
central (dormitorio de los dueños, rellano, pasillo, puerta de entrada),
de mayor altura siempre que sea posible (cama, sillón, sofá).
- Defiende su sitio (gruñe, muerde), gestiona las idas y venidas,
impide que la gente pase, entre o salga, vigila los alrededores de su dominio
(perro de ventana). No acepta que se le eche de su sitio (gruñe, muerde).
- Expresa su sexualidad en público (cabalgamientos). Impide
al dueño que se acerque a la dueña (y viceversa, por lo que
respecta a la perra dominante), ladrando e incluso mordiendo.
ENTONCES, EN CASA DE USTED, ¿QUIÉN ES EL JEFE: USTED
O SU PERRO?
¿Cómo restablecer la jerarquía?
Si en la casa el perro lo decide todo, no por ello es agresivo (por lo menos,
de momento). Las cosas pueden incluso ir muy bien, siempre que usted acepte
representar plenamente su papel de sometido. Pero, ¿qué ocurrirá
si usted tiene que impedirle que se porte mal? O si cae enfermo y hay que hacerle
tomar comprimidos, o cuidarle las orejas? Con fuerza de voluntad, llegará
usted fácilmente a invertir la situación, con ayuda de un adiestrador,
y siempre que usted siga los consejos que le damos a continuación.
Lo que sí debe hacerse:
- El perro debe comer cuando los dueños hayan terminado de
hacerlo, o a una hora completamente separada (por ejemplo, más de una
hora antes que los dueños).
- Deje el cuenco al alcance del perro sólo unos diez minutos;
luego retírelo hasta la próxima comida.
- Si el perro mendiga comida, devuélvalo a su rincón.
- El perro debe disponer de un rincón propio, en un lugar
periférico, desde el que no pueda controlar las idas y venidas (sobre
todo, ¡no en el pasillo, ni en el dormitorio de los dueños!).
- No pierda de vista que comportamientos insignificantes para los
hombres (ser el primero en comer, vigilar las idas y venidas) son para los
perros auténticas prerrogativas de jefe.
Lo que no debe hacerse:
- No acepte los cabalgamientos.
- Evite ceder en un punto para compensar su autoridad sobre otros
comportamientos. El perro debe comprender claramente que en adelante usted
es el dueño y él es el perro.
- Si en ciertos momentos usted cede ante su perro (por ejemplo, permitiéndole
que duerma en la cama de usted), mientras que le prohíbe otras cosas
(defender su sitio en el sofá), el perro se encontrará pronto
en una situación ambigua, en la que no sabrá si es dominante
o dominado y en la que estará intentando constantemente dominarle a
usted.
ENSEÑARLE A QUEDARSE SOLO
Lo que sí debe hacerse:
- Empiece con ausencias muy cortas y vaya aumentando progresivamente
la duración de las mismas.
- Durante 20 ó 30 minutos antes de su salida, no haga caso
al cachorro (ni alimentarle, ni sacarle de paseo). Salga con toda naturalidad,
sin esconderse y sin hablar con el perro.
- A la vuelta no hacer caso del perro mientras esté agitado,
grite y haga fiestas. Acaricie al cachorro sólo cuando éste
se haya calmado.
- Evite hacer siempre las mismas cosas antes de salir. De lo contrario,
el perro se dará cuenta de que usted se prepara para salir y empezará
a agitarse.
Lo que no debe hacerse:
- No encierre al cachorro en un espacio desacostumbrado o demasiado
reducido.
- Cuando usted regrese, si encuentra suciedad en el suelo, no riña
al cachorro ni limpie en presencia de él.
- Al llegar a casa a usted le corresponde tomar la iniciativa de
los contactos. Si el perro viene a solicitar miradas o caricias, no conteste
o rechácele. Por lo demás, usted puede acariciarle siempre que
usted quiera, con la condición de que el contacto haya sido iniciado
por usted. Con estas condiciones, usted enseñará a su perro
a portarse bien mientras usted se encuentre fuera de casa.
EL PERRO SE PORTA MAL EN AUSENCIA DE SU AMO
Dejado solo, un perro puede tener comportamientos indeseables, cuyas consecuencias
pueden ser graves:
- Hace hoyos en el jardín, arrancando las flores.
- Muerde los zapatos.
- Rasca la puerta hasta dejarla rayada o destrozada.
- Tira al suelo (y rompe) los objetos de adorno.
- Se mete en las habitaciones prohibidas.
- Se sube a los muebles.
- Persigue al gato.
- ¡Incluso se han dado casos de perros que aprenden a abrir las puertas
para introducirse en los lugares prohibidos por sus dueños!
Lo que sí debe hacerse:
- Hay que intervenir a distancia, en el acto, y sin que el perro
establezca el nexo con usted. Con dicha finalidad hoy existen collares-spray
educativos con mando por radio que recuerdan al perro sus obligaciones en
cuanto se porte mal. Ejemplo: escondido detrás de una ventana, usted
ve que el perro empieza a arrancar flores en el jardín. Usted dispara
por radio el spray, que sorprende al perro in fraganti. Puesto que él
no sabe que es usted quien ha disparado el spray, dejará de hacer hoyos.
Al cabo de unas cuantas reincidencias, dejará de hacerlo aunque usted
no se encuentre en casa.
- Si el perro ha hecho sus necesidades en un lugar no deseado, limpie
los excrementos cuando él no le vea pues de lo contrario, con el afán
de ayudar a usted, podría coger el hábito de comérselos.
Lo que no debe hacerse:
- ¡No riña nunca a su perro al regresar a casa! Es difícil
pero indispensable. En efecto, el perro vive en el presente, es incapaz de
establecer un nexo entre la actitud de usted y lo que él haya hecho
mal en su ausencia. Si usted le impone un castigo, éste será
ineficaz y producirá estrés en el animal.
CAMINAR CON LA CORREA
Durante el paseo usted es responsable de su animal, por lo que usted debe
poder dominarlo en todo momento. ¡Imagínese si de un tirón
él le hace caer sobre un suelo helado o se lanza a cruzar locamente la
calzada cuando llega un coche!
Otra consecuencia nefasta: el perro que tira sistemáticamente de la correa
se queda sin aliento, a veces se sofoca y con el paso del tiempo puede llegar
a tener problemas de tráquea.
No recurra a la fuerza. Con los perros, el control y la orientación
de la cabeza son mucho más importantes. Utilice el tipo de collar que
va fijado en el morro del animal. Este collar permite controlar la dirección
de la cabeza: si la cabeza gira, el cuerpo hace lo mismo, siendo este collar
también, una excelente ayuda en la educación de los cachorros.
Al contrario de lo que ocurre con el collar clásico, no ejerce ninguna
presión sobre la tráquea y, por tanto, limita los correspondientes
riesgos (irritaciones, contusiones, estrangulamientos, ahogos, etc.)
El collar: no debe ser pesado, ni hacer ruido, para que no asuste al
cachorro. Para que el cachorro se acostumbre, juegue con él inmediatamente
después de haberle colocado el collar.
La correa: De cuero o material sintético, de sección
redonda, no demasiado corta, con una longitud entre 1m y 1,20 m. Prescinda de
la correa enrollable (hay riesgo de accidentes: la gente -sobre todo los niños-
puede tropezar con la parte fina de la correa; el perro puede recorrer muchos
metros por la calzada, etc.)
Lo que sí debe hacerse:
- Al principio, para atraer la atención del perro, pronuncie
su nombre, seguido de la orden "¡aquí!", dándose
palmadas en el muslo como cuando le llama para jugar: se trata de ser más
atractivo que el ambiente exterior.
- Cuando el perro supera la rodilla, diga con firmeza "¡NO!"
a la vez que da un tirón a la correa y a continuación afloje
la tirantez de ésta. No se trata de hacer daño al perro, sino
sólo de que capte el mensaje. ¡Y no olvide felicitarle cuando
el perro ponga buena voluntad!
- Felicitarle cuando el perro camine al lado de usted (entonces la
correa no debe estar tensa).
- Para que el perro aprenda a no cruzar la calle sin que usted se
lo haya ordenado, enséñele a sentarse en la acera, cuando usted
se lo ordene, antes de cruzar.
Lo que no debe hacerse:
- No mantenga la correa constantemente tensada, puesto que eso incitaría
al perro a tirar de ella.
- No utilice el arnés, que no transmite ninguna información
al perro.
¿Por qué el perro tira de la correa?: Hay que saber que el reflejo
natural del perro es resistir a la presión que él siente sobre
su cuello. Por tanto, cuanto más tensa mantenga usted la correa, más
tirará de la misma el perro, a veces hasta ahogarse.
Blibiografía: Miguel Matesanz. Auxidog.