| I | NTOXICACIÓN POR ORUGAS PROCESIONARIAS | 
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INTRODUCCIÓN
Los envenenamientos por orugas procesionarias originan una patología 
  que el veterinario debe tratar de forma urgente, en caso contrario las secuelas 
  originadas pueden ser importantes. Para ello, principalmente en el área 
  mediterránea donde los pinares son abundantes, entre primavera y principios 
  de verano debemos de estar alerta para vigilar a los animales, ya que es probable 
  la intoxicación por orugas procesionarias. Hay que tener en cuenta que 
  en España existe un claro predominio de pinares frente a otros géneros 
  de árboles, hecho que favorece el desarrollo de Thaumatopoea pityocampa 
  (procesionaria del pino). La procesionaria del pino es considerada, después 
  de los incendios forestales, como la plaga más destructiva conocida para 
  este árbol, estando catalogada como una especie mediterránea que 
  alcanza a toda la península e islas Baleares y se extiende por Europa, 
  Turquía y Norte de África. La presencia masiva siempre va unida 
  a un incremento en la incidencia de personas y animales afectados en el área 
  de influencia.
  Esta oruga recibe en nombre de procesionaria debido a que se disponen en filas, 
  como haciendo procesión. Recibe también otros nombres en otras 
  partes de España, tales como: "cuc de pi" en Catalunya, en 
  Teruel son conocidas como "sirganos" y en Euskal Erria como "piñu-mozorro" 
  y "piñu-beldar".
SÍNTOMAS
Si existe una intoxicación por procesionaria se observará alguno/s de los siguientes trastornos:
 · Hipersalivación (babeo).
  · Prurito facial (el perro se rasca la cara).
  · Lengua inflamada.
  · Vómitos
  · La lengua que, a medida que transcurren los días, puede necrosarse 
  y desprenderse parcialmente.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
En caso de sospecha, acudir rápidamente al veterinario. El tratamiento 
  de los animales afectados se debe instaurar lo antes posible para evitar, en 
  la medida de lo posible, afecciones secundarias importantes. El pronóstico 
  de la enfermedad es distinto dependiendo del grado de afectación y de 
  la precocidad de instauración del tratamiento. 
  Para vigilar posibles envenenamientos en los animales, es importante conocer 
  el ciclo biológico y el poder patógeno de Thaumatopoea pityocampa
CICLO BIOLÓGICO
La procesionaria del pino aparece principalmente en regiones soleadas. No obstante, presenta capacidad para adaptarse a condiciones climáticas adversas mediante comportamientos gregarios de reagrupamiento en nidos de seda. Estos nidos actúan como auténticos radiadores solares capaces de trasmitir energía suficiente para satisfacer las necesidades térmicas de las orugas; de esta forma son capaces de soportar temperaturas de hasta -12º C dentro de los nidos (fotografía 1).
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| fotografía 1 | fotografía 2 | fotografía 3 | 
El ciclo comienza a finales de verano con la aparición de las mariposas 
  que han permanecido enterradas en el suelo durante el proceso de crisalización. 
  Las hembras son fecundadas durante la noche por los machos y realizan la puesta 
  de huevos sobre una o dos acículas del pino. Los huevos son recubiertos 
  por las propias escamas del abdomen de la mariposa formando una estructura protectora 
  a modo de canuto de 4 a 5 centímetros de longitud de un color ocre. Cada 
  canuto contiene 200 huevos. Transcurridos unas 4 semanas como término 
  medio y en función de la temperatura, emergen de los huevos las orugas 
  que se alimentan de las acículas más próximas. A lo largo 
  de su desarrollo se han descrito 4 mudas; a partir de la segunda adquieren poder 
  urticante y desde la tercera tejen el nido o bolsón de seda, fácil 
  de identificar sobre las ramas de los pinos. El nido está ocupado por 
  un número que oscila entre 60 y 200 orugas unidas por un hilo de seda 
  y por unas pelotas de color amarillento que se corresponden con los excrementos 
  eliminados por las orugas (fotografía 2).
  Durante el día las orugas, en el interior del nido o bolsón, almacenan 
  el calor necesario para resistir las bajas temperaturas nocturnas durante sus 
  desplazamientos alimenticios. Las orugas se desplazan por la noche en formación 
  semicerrada a modo de procesión contactando con sus excrementos y unidas 
  por un hilo de seda a través de las ramas de los pinos en busca de las 
  acículas de las que se alimentan. Posteriormente regresan al nido, utilizando 
  como referencia hilos de seda que han ido dejando durante el desplazamiento. 
  Raramente abandonan el pino donde se encuentra situado el nido salvo por necesidades 
  de alimentación. 
  La procesión final, realmente la que tiene importancia desde el punto 
  de vista clínico, se produce entre los meses de febrero y julio influenciada 
  por la climatología. En zonas más cálidas se adelanta a 
  finales de febrero, y en las más frías se retrasa a principios 
  de julio. 
  Cuando las orugas completan su fase de desarrollo, aparecen con la piel y cabeza 
  negras, pelos rojizos por el dorso y grises por los costados (fotografía 
  3). Una vez que la temperatura ambiental sobrepasa los 10º C, y sobre todo 
  cuando oscila en torno a los 20º C, se desencadena el reflejo de enterramiento 
  y las orugas, formando filas más o menos largas, abandonan por la mañana 
  el nido en procesión en busca de un lugar apropiado para enterrarse o 
  situarse bajo la hojarasca para efectuar el proceso de crisalización, 
  mediante la formación de un capullo apergaminado de color pardusco. En 
  este estado las orugas se dirigen de un lado para otro y son fáciles 
  de identificar. 
  Durante la crisalización podemos observar un aceleramiento o parada de 
  la misma en función de la temperatura, de manera que los ciclos serán 
  más o menos largos.
  
  PODER PATÓGENO
El estado de oruga es uno de los más sensibles a la actuación 
  de los depredadores naturales, de manera que muchas han desarrollado mecanismos 
  de defensa que consisten en el revestimiento de pelos urticantes que liberan 
  histamina o acetilcolina, o proteínas con capacidad histaminógena.
  Las orugas Thaumatopoea pityocampa, a partir de la segunda muda, desarrollan 
  sobre el dorso unos pelos que contienen en su interior una sustancia tóxica 
  denominada taumatopeína. La taumatopeína es una haloproteína 
  con un peso molecular de 28.000 dalton, capaz de originar la liberación 
  de histamina al ponerse en contacto con la piel o las mucosas.
  El pelo de estas orugas se considera como una ampolla cerrada que contiene taumatopeína. 
  A su vez, los pelos están provistos de puntas dirigidas hacia el extremo 
  distal de manera que actúan como auténticos arpones clavándose 
  sobre las superficies corporales. Para que la toxina sea liberada, el pelo se 
  tiene que romper. Los pelos urticantes se disponen agrupados en el dorso de 
  las orugas protegidos por repliegues tegumentarios, liberándose cuando 
  son molestadas. 
  Otro hecho a tener en cuenta es que en el nido se encuentran gran cantidad de 
  exudados larvarios y pelos urticantes. Cuando los nidos, previamente abandonados 
  por las orugas, son manipulados o se rompen, el viento puede desplazar estos 
  pelos y ponerlos en contacto con la piel y mucosas originando reacciones en 
  temporadas en la cuales los animales no han estado en contacto directo con las 
  orugas. 
COMO PREVENIR LA INTOXICACIÓN
De forma preventiva, durante la temporada de procesiones por parte de las orugas, 
  hay que evitar que los perros se desplacen alrededor de pinos donde se observen 
  nidos de procesionarias en las ramas.
  Durante el estado larvario, las orugas son muy sensibles a los insecticidas, 
  principalmente antes de realizar la segunda muda. Las fumigaciones con triclorfon 
  al 5% o piretrinas a finales de verano y principios de otoño son muy 
  efectivas. 
  También se recomienda en zonas con plagas importantes la utilización 
  de diflubenzuron como antiquitinizante para luchar contra la procesionaria. 
  
  Los propietarios pueden a su vez destruir los nidos o bolsones mediante inyecciones 
  directas de petróleo o insecticidas, la poda y quemado de los mismos 
  o la destrucción de los que no son accesibles mediante tiros con escopetas 
  de aire comprimido. 
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