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IGANTE BLANCO
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Centraremos este escrito exclusivamente en la talla por ser un punto muy controvertido y motivo, muchas veces, de acaloradas y apasionadas polémicas entre los partidarios de las distintas y variadas opciones que nos da el margen de altura mínima y máxima (10-12 cms. tanto en machos como en hembras) medición que se efectúa a nivel de la cruz.
Este margen nos viene dado por el estándar que nos dice: "machos 70 a 80 cms.; hembras: 65 a 75 cms. Una tolerancia de 2 cms. por encima es admitida para los sujetos perfectamente típicos".
Vemos además que, en los "puntos de no confirmación del Perro de Montaña de los Pirineos", sobre este aspecto afirma: Talla no comprendida entre los límites del estándar, las máximas pueden ser ligeramente rebasadas si los perros son armoniosos y si las hembras conservan su apariencia femenina".
Una de las primeras muestras de la atención que siempre ha suscitado este tema, lo encontramos en el anuario de la RACP del año 1917, en el que M. Senac-Lagrange (fundador y presidente de esta asociación desde 1923 hasta 1954), escribía: "En cuanto a la talla parece estar en estado de regresión desde hace un cierto número de años". Por otro lado P. Mégnin escribía en 1877 en un comunicado en la revista Aclimatatión: "Hay en los Pirineos, sobre todo en la comarca de l'Ariege, un perro aún más grande y más fuerte que el perro de San Bernardo". Y algunos años más tarde, en su obra sobre el perro, indica para el Perro de los Pirineos una talla de 80 a 85 cms., e incluso de 90 cms. "Tales sujetos no se encuentran en el día de hoy y no conocemos ningún perro alcanzando los 80 cms. a la cruz, talla máxima indicada en el estándar. Las medidas de un gran número de sujetos tomadas por nosotros durante una veintena de años, comparadas con otras más recientes después de la guerra (1925), nos permite, por otra parte, decir que la media actual de las tallas es inferior en casi 3 cms. a la media de antes de la guerra (1914) y que los límites mínimos indicados en el estándar para los machos como para las hembras, rebasan alrededor de 2 cm. las medidas reales existentes, tanto en aquellos como para aquellas".

Dax, macho campeón midiendo a la cruz 70 cms.


Al cabo de tres años, en 1930, el mismo autor, que había seguido muy de cerca la evolución de la raza escribía: "Sobre 200 sujetos que desde la guerra hemos examinado, una cincuentena merece ser tomada en consideración. No podemos por falta de espacio, detenernos en el estudio de estos 50 sujetos, solamente recordaremos que un "Patou de Betpouey", este simpático y buen perro que desde 1920 a 1925 ha conservado la primera plaza entre los presentados en exposición, es el mayor índice de calidad. De él salió "Gazost de Betpouey", sustancial sin pesadez, compacto, sostenido por una bella estructura, apoyado sobre buenos pies, expresivo en su figura y pigmentado en las mucosas. Gazost es de hecho el tipo ideal de semental a buscar. Ya no está por demostrar que un macho un poco cerca del suelo es más útil que el gran perro, si raramente sale bien, demasiado desgarbado a menudo".
Años más tarde, M. Senac-Lagrange fue invitado a juzgar en 1951 a Inglaterra y a visitar el criadero de Mme. Harper Tríos Fontaines (fundadora en 1936 del Pyrenean Mountain Dog Club of Great Britain, y del afijo Fontenay) y extraemos de su crónica lo siguiente: "....He juzgado a 75 sujetos...la mayor parte de ellos ya sean machos o hembras son grandes, yo mismo he examinado a un macho que hacía 80 cms. a la cruz. Se nota una crianza copiosamente nutrida, donde algunos representantes son demasiado altos...".
Otros detalles que nos muestran los distintos puntos de vista, siempre interesantes y enriquecedores sobre la cuestión de la talla, los encontramos en la obra de J.F. Manauhton en la que nos presenta distintas opciones: "M: Douillard, tesorero de la RACP (actualmente ya no) en el artículo de la revista "Chiens 2000" página 280, declara: -Una vez más, recordaremos que vale mil veces más un bello macho de 70 a 72 cms. que un ternero de 80 cms.. Es inútil buscar lo máximo en altura, siendo la armonía del perro lo más difícil de conservar-".
CH. Han de la Borda d'Urtx, macho campeón midiendo a la cruz 78,5 cms.
Los dos machos son perfectamente operativos y funcionales, y además, se da la circunstancia que son abuelo y nieto.

Pero M. Mansencal, secretario (entonces) de la RACP escribe en la revista "Vie Canine" en abril de 1976: "Yo pienso, sobre todo, que se ha de educar a los expertos y jueces extranjeros con el fin de que aprecien a los perros de patas más largas, pues abarcan más espacio, dando cierta expresión de elegancia".
Y el mismo J.F. Manauthon añade: "En cuanto a mi opinión, yo no encuentro contradicciones entre estas opiniones a pesar de los matices. Un perro se juzga por el cuerpo y no según las medidas, es decir unos números. El Perro de los Pirineos no se parecerá al San Bernardo, ni tampoco a un lebrel. El Perro de los Pirineos debe combinar en grado sumo unas exigencias diversas, las cuales, llevadas al extremo, serían unos defectos. Debe ser potente sin pesadez, elegante sin ser endeble, ni demasiado cerca del suelo ni desgarbado. En suma, su construcción debe ser armoniosa. En consecuencia, yo no quiero discutir la talla sin ver al perro".
Además este autor nos hace las siguientes observaciones: "En primer lugar, la sensatez y sabiduría del estándar, que ha tenido en cuenta el carácter fluctuante, como la talla, basados en la observación de los perros encontrados. El margen de variabilidad (diferencia entre el tipo "grande" y el tipo "pequeño") es apreciable: 7 cms. para la hembra (actualmente 10 cms.) y 10 cms. para el macho, sin tener en cuenta las tolerancias. O sea que la talla depende de factores del medio exterior y de las secreciones internas. En el cuadro de la raza en general, estas variaciones que llamamos "somations" son individuales y no hereditarias. Lo que verdaderamente hereditario es el tipo "mediano"".
"Sin embargo, la selección ha permitido aislar unas líneas puras de tallas grandes. Muchos criadores no han resistido la tentación de hacerlos grandes y han tenido éxito pero, ¿a que precio?. A veces se han obtenido grandes sujetos mal construidos . A menudo se ha perdido en reflejos lo que se ha ganado en talla. O se han efectuado unos malos acoplamientos, simplemente para acercarse a las grandes tallas".
Pata terminar, sigue diciendo J.F. Manauhton: "Quiero decir que yo conozco bellas hembras de 67 a 70 cms. y bellos machos bien construidos, con corvejones acodados, los cuales miden de 75 a 78 cms. y cuyos reflejos -los montañeros pirenaicos dicen la cualidad- nada dejan que desear. Por otra parte, estos perros son potentes, se desplazan rápidos y ligeros durante mucho tiempo, se hacen respetar. Para mi estos atributos son suficientes".
Después de leer esto, ¿qué nos queda más por decir?. Quizá hacer hincapié en lo siguiente: No importa la estatura -siempre que esté comprendida dentro de los límites del estándar- lo realmente importante es que el Pirenaico sea armonioso y extremadamente típico en su conjunto. Esto quiere decir que esté bien construido, tanto de cabeza, tronco y extremidades, guardando las debidas proporciones entre estas partes, tanto en forma, medidas y ángulos.
Nunca hemos de olvidar que el Pirenaico debe ser ante todo "funcional". Ha de funcionar y operar correctamente en la montaña, guardando y defendiendo a los rebaños que generalmente se mueven en terrenos más o menos abruptos. Y ha de funcionar correctamente cuando custodian las fincas y propiedades para que su labor sea efectiva.
Para ello, ha de ser fuerte, potente y ágil a la vez. Que su principal arma sea el efecto disuasorio que le confiere su privilegiada envergadura y su capacidad de desplazarse con facilidad con el menor gasto de energía y el menor cansancio posible, aún en los terrenos accidentados, para que, llegado el caso, sepa sacar provecho de lo que, con tanta generosidad, la naturaleza le ha dotado.
Su buscamos talla en detrimento de pecho, angulaciones y aplomos, se romperá el equilibrio. Obtendremos un perro muy alto, pero menos ágil y potente, y seguro que se cansará con mucha facilidad. O lo contrario, si sacrificamos talla por debajo de los límites, preservando lo demás, obtendremos entonces un perro con menor presencia y empaque que no se corresponderá con la función que debe realizar.
 
JOAN FERRER i SIRVENT
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