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AUTAS MOTORAS
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PAUTAS MOTORAS DE LAS MADRES

Los comportamientos innatos (genéticos) motivados internamente, son denominados por los etólogos “pautas motoras”. Cada una de ellas tiene una activación a lo largo de la vida del perro, un índice de expresión y una desactivación. La frecuencia del comportamiento maternal, por ejemplo, es episódica en la vida de la perra. Esta pauta motora tiene un momento de desactivación, después del cual, solamente se activará en los partos siguientes.

La activación, índice de expresión y desactivación de una conducta, varía de una raza a otra y entre distintos individuos. El momento de aparición y la intensidad de cada expresión conductual pueden ser potenciada a través de la selección genética.

Los comportamientos y las atenciones maternales están en su sitio en el momento de nacer el primer cachorro, y no tiene necesidad de practicarlas o aprenderlas. Cuando las pautas motoras son intrínsecas y están genéticamente programadas no es necesario ningún aprendizaje. Las madres “saben” hacerlo desde la primera vez.

Otro buen ejemplo de la activación, el índice de expresión y la desactivación de una pauta motora concreta es la conducta de rescate de los cachorros en las madres caninas. La madre está en su paridera y escucha a uno de sus cachorros dando una llamada angustiosa. Sale del nido, se acerca al lugar de donde proviene la llamada, recoge al cachorro y lo lleva de nuevo a su cubil donde lo deja con el resto de la camada. (¡Qué lista!). Pero ojo, la pauta motora de rescate del cachorro, en la madre se activa cuando ha nacido el último de ellos y se desactiva 13 días después, y aunque los cachorros continúen emitiendo la llamada unas cuantas semanas más, ella no acudirá a recogerlos.

Como anécdota, la conducta de rescate en los roedores aparece dos días antes del parto.

PAUTAS MOTORAS DE LOS CACHORROS

Pautas motoras de succionar o reflejo de succión de los recién nacidos

Estas pautas motoras instintivas sí necesitan un poco de práctica o refuerzo. La conducta de succionar para alimentarse es un excelente ejemplo de lo necesario que resulta el refuerzo, aunque muy distinto de la llamada de “estar perdido” de los cachorros que veremos seguidamente. Ambas conductas están listas para activarse al nacer, pero justo después del nacimiento el cachorro tiene apenas unos minutos para “aprender” o “practicar” la lactancia. Cualquier cachorro al que no se le permita mamar durante esos minutos críticos perdería esta capacidad para siempre, salvo algunas excepciones. La capacidad de succionar debe ser reforzada con la conducta de mamar de inmediato, de no ser así el animal podría perderla poco después de su aparición

La llamada de rescate del cachorro y su desactivación

La llamada de rescate del cachorro es una pauta motora fascinante. Cada llamada es idéntica en tono, amplitud (volumen) y duración. Es una llamada específica de cada especie, al igual que el canto de las aves. Solo emiten estas llamadas los cachorros y en una situación muy concreta: cuando están perdidos. El cachorro emite esta llamada sin interrupción hasta que es rescatado. La activación de este patrón de conducta innato se produce en el mismo momento de nacer. La desactivación ocurre aproximadamente cuatro semanas después, al final del período de lactancia.

Pautas motoras de evitación de peligro

En los perros la aparición de estas pautas, también llamadas patrones motores del miedo o evitación de lo novedoso, no aparecen antes de la sexta u octava semana, aspecto que facilita relativamente la adaptación de los perros de protección de ganado en este entorno. En cambio, en los lobos aparecen hacia los 19 días de vida y si no han estado en contacto con seres humanos dentro de este período, es poco probable que puedan ser domesticados.

Pautas motoras sociales o período crítico para el desarrollo del comportamiento social

La existencia de este período crítico parece algo mágico, puesto que algo permanente está ocurriendo en el pequeño cerebro del cachorro para que una vez terminado este período parezca inalterable. En efecto, en este período también llamado etapa de socialización primaria, es cuando el cerebro del cachorro crece más rápidamente debido al rápido aumento de sus conexiones neuronales. Estas pautas motoras sociales se activan desde el mismo momento del nacer y se desactivan hacia las 16 semanas de vida. No obstante, es desde la quinta hasta la séptima semana de vida, que las experiencias que recibe son las que conformaran de manera más intensa su cerebro.

PAUTAS MOTORAS PREDATORIAS

Al igual que las pautas motoras sociales tienen un período crítico, las predatorias también lo tienen. Cada una de estas pautas:

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emergen de manera independiente una de otra durante el período crítico de cada una. Un día observas a un cachorro mirando fijamente a un insecto y la cosa no va más allá, pero otro día ve una lagartija y empieza a perseguirla. Parece que el cachorro está aprendiendo a cazar, o ensayando para ser adulto mediante el juego del acecho. De hecho, lo que está en marcha es alguna cosa muy profunda y elaborada.

Las pautas motoras deben ser reforzadas desde la primera vez que aparecen. No todas, pero muchas, si no se refuerzan durante el período de aparición desaparecen del repertorio para no aparecer nunca más. Si el animal pone en acción la nueva conducta, ésta persistirá. Presumiblemente la conducta se encuentra “en crecimiento” y si no se estimula lo suficiente no se desarrollará como debe, o no debe ser, según el caso.

No obstante, no todas las razas de perros cuentan con un paquete completo de estas pautas, como, por ejemplo, los perros protectores de ganado, a los cuales, se les han inhibido por selección genética. No obstante, si alguno de los ejemplares de estas razas muestra conductas predatorias, éstas no suelen aparecer hasta que el perro cumple cinco o seis meses. Para entonces la ventana de su desarrollo social está cerrada, por lo que no pueden introducir esos comportamientos predadores en sus juegos sociales. Este hecho por sí solo hace que el temperamento de estas razas sea muy diferente a las otras.

De hecho, los perros y los carnívoros en general no muestran instintos asesinos hacia otros animales con los que se han criado o con individuos a los que conoce. El etólogo Paul Laeyhausen, en su libro Motivations of Human and Animal Behavior (Motivaciones en el comportamiento de humanos y animales) describe un ejemplo de este fenómeno. Tuvo un gato dorado salvaje (Pardofelis temminckii) al que alimentaba con ratas. Una de ellas consiguió escapar y se escondió bajo la cama del gato; se convirtieron en amigos y el gato continuaba comiendo otras ratas, pero no a su amiga, Pasados cuatro meses, se sacó al roedor de la casa durante tres meses y se volvió a colocar junto al gato cuando ya había crecido. La amistad se terminó.

Los criadores de perros de trabajo que se dedican a la caza del zorro saben cómo funciona esto y lo que hacen es llevar a los cachorros a las granjas para que los críen los llamados “socializadores de cachorros”. Como estos sabuesos no desarrollan sus instintos cazadores hasta después de haber sido socializados junto a animales de granja, los perros adultos pueden cazar al zorro atravesando granjas sin tocar a una sola gallina, aunque no las conozcan. Debido a ello, el conocimiento y la utilización del período crítico por parte de los criadores de perros cazadores de zorros mejora en gran medida las relaciones entre granjeros y cazadores.

Un ejemplo de la ausencia de una de las pautas predatorias, lo tenemos en el caso de una perra de protección. Ella fue una perfecta guardiana, digna de confianza, atenta y protectora de cabras. Pero le gustaba perseguir y cazar conejos y llevarlos a todos los sitios hasta que se descomponían, momento en el que se iba a por otro. Tenía las pautas motoras de perseguir y matar, pero no la de diseccionar. Por tanto, mataba animales con los que no había estado socializada, pero no se los podía comer porque no tenía uno de los principales elementos de la conducta predatoria. La interpretación del dueño de la granja era que le gustaba dormir con la cabeza apoyada en una almohada suave (porque solía verla con la cabeza descansando en las carcasas de los conejos).

Bibliografía: DOGS. A New Understanding of Canine Origin, Behavior and Evolution. Raymond Coppinger and Lorna Coppinger, 2001.

 

 
JOAN FERRER i SIRVENT
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