E
L BEBÉ Y EL PERRO
www.labordadurtx.org >> divulgación >> etologia

Cuando va a nacer o ya ha nacido un bebé en la familia, los propietarios de perros se preguntan muchas veces la reacción que tendrá su perro, una preocupación en cierto modo lógica debido, en gran parte, a los casos en los que el perro era el causante de una agresión a un niño. Pero debemos pensar que este tipo de conducta tiene un motivo o motivos que la provoca. Por tanto si conocemos las causas que la originan y evitamos provocarlas es difícil que el perro agreda a nuestro bebé.

Pensemos en una familia en que ha nacido un bebé y tienen un perro adulto. Normalmente el animal pasa por tres etapas: al principio puede considerar al niño un competidor directo del afecto de sus dueños. Más tarde, con el paso de los días, será relacionado como propiedad de la familia y por fin, transcurrido un tiempo, como uno más de sus dueños.

El motivo más común para que un perro se muestre agresivo son los celos. Éstos son una reacción frecuente en los perros, sobre todo si han sido humanizados o, mejor dicho, muy mimados en su trato familiar. Un ejemplo claro de este comportamiento lo vemos cuando introducimos un animal nuevo en casa o nace un bebé en la familia. La causa principal se origina porque los miembros de la familia centran casi en exclusividad todas sus atenciones en el recién llegado; atenciones y afectos que antes se dedicaban al perro. Entonces, en el perro se va creando una especie de resentimiento hacia el recién llegado, que tiene dos formas claras de manifestarse: una es que el animal se vuelve solitario, reservado, independiente y/o desobediente, llegando incluso a escaparse de casa; la otra es ir mostrando una conducta agresiva hacia el recién llegado o incluso hacia otros miembros de la familia, bien con ladridos, gruñidos, enseñando los dientes y también llegando a morder.

Evidentemente, los sentimientos de celos pueden evitarse si desde que el perro llega a casa le educamos correctamente y no le mimamos en exceso. Si esto no es posible y el perro es adulto, unos meses antes del nacimiento del bebé debemos ir condicionándole progresivamente a las nuevas normas o modo de vida que llevará en casa con la llegada del bebé. Pero lo que sí debemos evitar por todos los medios es cambiar repentinamente nuestra forma de tratar al perro. Más bien al contrario, relacionaremos al perro y al niño todavía más, por ejemplo, saliendo a pasear, siempre que podamos, con el bebé y el perro a los lugares favoritos de éste. Y nunca apartaremos o sacaremos con rudeza al perro de los lugares donde estemos con el bebé.

Cuando se trata de cachorros o perros bastante jóvenes, este tipo de problemas ni se plantearán y mucho menos si aquéllos han sido criados y educados básicamente y sin exceso de mimos.

 
JOAN FERRER i SIRVENT
LA BORDA D'URTX 17538 URTX (Girona)
CATALUNYA
Telf: +34-629-613399
e-mail: joanferrer@labordadurtx.org