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UNCIONALIDAD
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A lo largo de la historia la asociación hombre-perro ha nacido de una forma espontánea. Durante las primeras cacerías del hombre primitivo, seguramente los canidos aprovecharían los despojos que éste dejaba. Posteriormente y guiados por su instinto, ayudarían al hombre en el acoso de la caza para, más tarde, incluso vivir alrededor de los poblados esperando las cacerías del hombre. Quizás, ante una amenaza, el ladrar de los perros alertaría a los habitantes del poblado del peligro.

Esta simbiosis era provechosa tanto para el hombre como para los canidos y así, posiblemente empezó la transformación de los canidos por la mano del hombre que iba eligiendo aquellos ejemplares mejor adaptados a la utilidad a que quería dedicarlos.

Así nacen las diferentes razas. Se han seleccionado perros de caza especializados en rastreo, muestra, para la caza de aves, del conejo y caza mayor, y según el hábitat donde deben moverse, por ejemplo, en la llanura se utilizan los galgos por su velocidad y para el monte el podenco, que se defiende mejor en terrenos quebrados por su menor envergadura. Perros de tiro para el arrastre. Perros de guarda. Perros de pastor. Perros de compañía ...

Nuestro Perro de Montaña de los Pirineos tiene la misión ancestral de guardar los rebaños, misión que comparte con otras razas como el Mastín Español, pero, a diferencia de éstos, lo hace en los circos de alta montaña y, además, en la mayoría de los casos, sin la asistencia del hombre.

En función de este cometido su estructura se ha adaptado para la vida en la montaña.

Sin perder potencia y envergadura, deberá ser ágil y ligero, en comparación con los puros molosos, sus costillares serán también más planos y elásticos que los de éstos, para adecuar su respiración a las alturas. Su pelo y subpelo tendrán que protegerlo de las inclemencias del tiempo, tanto del frío de la noche, de la lluvia o del sol de mediodía, que en los Pirineos calienta de pleno. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que tenemos un perro especialista de alta montaña, hasta el color dominante de su pelo (blanco) irradia mas luz y el calor del sol hacia el exterior.

Tan importante como la morfología será su carácter, forjado a través de los siglos para mejor cumplir su función.

Así, tenemos un perro valiente que no se arredra por nada ni ante nadie, pero que no entablara peleas inútiles pues una herida puede significar su muerte. Su arma: la disuasión, con su potente ladrido indicará a los predadores que "él" está allí, cuidando a las ovejas, si esto falla, su potencia, agilidad y fuerza le ayudarán en la lucha, tanto como le protegerá su collar de pelo y sus calzones frente a perros asilvestrados o, incluso, lobos a los que hará huir. A diferencia de otros perros no perseguirá a su enemigo, una vez alejado volverá con el ganado.

En la lucha con el oso necesitaremos un perro ágil, que no mantenga la presa y que evite los zarpazos. Ante personas extrañas marcara una línea imaginaria, ladrando para disuadir al visitante de su acercamiento al rebaño. Al contrario que los perros de carea, no debe importunar a las ovejas, más bien les transmitirá su serenidad y así, éstas detrás de él, se sentirán seguras.

Todo esto ha hecho del Perro de Montaña de los Pirineos un perro afable y cariñoso cuando no esta cuidando nada; tranquilo, seguro de sí mismo, nada belicoso si no se siente agredido y, aún así, le costará morder, se plantará de frente a su agresor y con su potente gruñido, enseñando los dientes, intentará alejar el potencial peligro. Si este se aleja terminará la amenaza.

Su instinto de guarda hace que ante una eventual amenaza (perro paseando, persona desconocida, etc.) salga a ladrar y, posiblemente no responda a nuestra llamada hasta que no desaparezca aquello que considera intrusismo, pues es inteligente y reflexivo y ante dos alternativas será él quien decida a que acude primero.
Antes hemos dicho que esta acostumbrado a actuar sin la asistencia del hombre, lo que lo convierte en independiente, que no quiere decir que no sea obediente y cariñoso, pero lejos de esa dependencia y obediencia extrema del perro de pastor cuyo trabajo ha comportado otro tipo de selección.

También debemos decir que, así como en otras razas la selección ha estado exclusivamente en manos del hombre, en nuestra raza la selección natural en un hábitat adverso y la soledad frente a predadores, ha funcionado más que la misma mano del hombre, limitándose éste a elegir cachorros, según los pastores, en función de la existencia de espolones dobles (indicativo de cantidad de hueso) y el color, pues aunque al hacerse adultos se tornen mas o menos blancos, los cachorros manchados se consideran mas fuertes y resistentes que los que nacen totalmente blancos.

La selección natural, dura y agresiva, elimina rápidamente a los ejemplares cuyas taras los hacen menos funcionados. En la lucha con sus enemigos caerán antes los perros cojos, con displasia, menos ágiles, etc., y en su soledad en la montaña los heridos y enfermos tienen pocas posibilidades de sobrevivir, a menos que su gran fortaleza pueda con enfermedades e infecciones.

En cuanto a carácter, también la Naturaleza selecciona a los más inteligentes y a aquellos cuyas reacciones se adecuan más al tipo de lucha diaria con las adversidades.

Observando a una pareja de Montañas "trabajando" en los Pirineos nos podemos imaginar lo duro de su batallar cotidiano y comprendemos mucho mejor esas reacciones que tanto nos llaman la atención en nuestros propios Montañas.

Precisamente es ese temperamento y su forma de ser lo que nos ha cautivado y ha hecho que, a pesar de su gran tamaño, la molesta presencia de pelos en la decoración de la casa y la necesidad de tener que adecuar, en muchas ocasiones, el tipo de coche familiar a sus dimensiones, amemos la raza y tengamos la interna convicción y deseo de no cambiarlos nunca.

 
JOSÉ LUIS UCHER FERRER
"L'ORONET"